domingo, 27 de mayo de 2018

EL ESTADO FEDERAL DE LORETO, 1896, continúa.





Desde la perspectiva local, la reafirmación del vínculo de Remigio Morales Bermúdez con su “madre logia” al momento de su elección como Presidente de la República constituyó un hito en la historia de la “Unión Amazónica”, aunque tal vínculo no impidió que su gobierno diera disposiciones que afectaron a los intereses autonómicos locales (51). De hecho, durante el cacerismo, más que nunca después de la era del apostadero, se aprecia un esfuerzo, por parte de la logia y de sus miembros de emplear en su favor estas conexiones masónicas y políticas (52”. Es éste el período en que los gobiernos de Cáceres, Morales Bermúdez y Borgoña designan como autoridades a diversos personajes vinculados a la logia “Unión Amazónica” como autoridades políticas en el departamento o  con encargo  de participar en comisiones y visitas de inspección (A. Rivera, E. Vizcarra, E. Espinar). Es también un momento en el que el Supremo Consejo designa a éstos y otros personajes para ejercer misiones de representación para estrechar lazos y supervisar el funcionamiento de la logia de Iquitos.
Como ya he anotado, este período coincide también con el del esfuerzo desplegado por  diversos  sectores  de  Loreto  por  presentar  en  los  periódicos de Lima y provincias sus intereses locales. Encontramos que también en este campo los vínculos masónicos cumplieron una función. En El Comercio, que tempranamente demostró interés en la situación y  destino de la región oriental y de Loreto en particular, la conexión con Santiago Távara, uno de sus propietarios, parece   haber  sido  instrumental   para   ganar  espacio   para  la  presentación de comunicados, noticias y cartas presentadas por masones loretanos referentes a diversos asuntos (53). Igual estrategia sería empleada por los semanarios loretanos El Amazonas y El Independiente, con exitosa acogida en El Tiempo y La Integridad gracias a las conexiones de sus editores, Enrique Espinar y Benjamín Dublé, respectivamente, y en El Libre Pensamiento dirigido por Christian Dam. Tanto por esta red como por afinidad en relación a ciertos planteamientos, numerosos periódicos en provincia dieron publicidad a las noticias de Iquitos y apoyaron los planteamientos autonomistas (54).
Sin embargo, a pesar de las conexiones masónicas y políticas con Lima, es posible apreciar las limitaciones que tuvieron estas vinculaciones en términos de la acción política de los loretanos. Aunque esta red de relaciones permitió la canalización de protestas y propuestas por vía oficiosa y de la prensa, en la propia coyuntura favorable de los regímenes caceristas tras la guerra con Chile, los masones loretanos experimentaron notorias derrotas en la consecución de sus intereses regionales como hemos visto en el capítulo anterior (55). Algunos manejos administrativos que resultaban en recortes importantes a la autonomía conseguida ocurrieron cuando Alejandro Rivera era al mismo tiempo Prefecto del departamento y Venerable Maestro de la logia. A esas alturas la región oriental, y Loreto en particular, habían adquirido preponderancia en el imaginario nacional y su renta aduanera generaba gran expectativa de manera tal que las relaciones políticas y los vínculos masónicos resultaron en un insuficiente soporte de los intereses locales de los comerciantes, funcionarios y autoridades locales asociados a la logia “Unión Amazónica”. Es posible, que como en otros países, más temprano o más tarde, los partidos y las lealtades a los caudillos hubieran opacado a la masonería como vehículo de intercomunicación cívica y entramado social, pero seguramente el uso de la imagen de Loreto como sucedáneo de Tarapacá---con todas las emociones que ello implicaba- imponía límites a las lealtades masónicas (Corbiere, 1998: 278) (56).
Pese a estas limitaciones, como más tarde en la década de 1920 y como hoy, la logia  “Unión  Amazónica” debió  jugar  un  papel  en  la  discusión  y  difusión  de planteamientos políticos respecto de la autonomía regional que involucraban a todas y que se consideraban parte de los deberes ciudadanos (57). Fuera porque éstos concernían en primer lugar a la propia elite socio-cultural o porque efectivamente en el seno de la logia se reafirmaba los planteamientos de autonomía regional o se gestó el apoyo a la propuesta federal de 1896, a la postre veremos que el liderazgo local en el levantamiento federalista estuvo básicamente en manos de masones, como lo era también M. J. Madueño uno de sus principales promotores. No está demás anotar que la organización masónica, con su sistema de elecciones internas, mecanismos para llevar la contabilidad y rendir cuentas, normas y sistema judicial y arena para el debate de ideas debió servir a sus miembros como espacio de aprendizaje ciudadano aunque en el contexto profano de Loreto poco de ello se aplicara en la vida pública.
A nivel local los lazos masónicos que vinculaban a la mayor parte de la elite económica y política de Iquitos tuvieron también ambiguos resultados. Si bien como hemos visto éstos eran funcionales a las estrategias individuales de los miembros, la logia no logró excluir del todo de su seno los conflictos personales, económicos y políticos entre varios de sus miembros, muchos de los cuales giraban en torno al acceso al aprovechamiento de las rentas y servicios estatales. Así, la pertenencia a la logia por parte de las autoridades y los particulares no era garantía del acceso a estos beneficios, los que requerían de alianzas y contraprestaciones (58).

NOTAS A PIE DE PAGINA.


51. Fraternidad (1928: nº G) da cuenta del “saludo afectuoso” remitido por el electo Presidente a su “madre logia” y de la respuesta de ésta al “hijo agradecido”.
52. Los generales Andrés A. Cáceres y César Canevaro eran masones activos: en las logias “Concordia Universal” y “Unión y Virtud”, respectivamente, las cuales actuaron de manera articulada en diversos momentos. A estas pertenecieron personajes en diversos bandos políticos (Zanutelli, 1996).
53. Santiago Távara de El Comercio había sido cirujano del ejército y acudió a Loreto destacado a la Comisión Hidrográfica del Amazonas tras la muerte de su hermano, el marino Juan .Antonio Távara, quien fue muerto en el Pachitea por los llamados Cashibo en el contexto de una expedición naval en 1866, hecho que dio lugar a una vergonzosa expedición punitiva un año más tarde en la que participó S. Távara (1868; Valdizán Gamio, 1966: 141-147). S. Távara, miembro  de la logia “Concordia  Universal”  jugó  un  papel importante en las discusiones a favor de la unificación masónica aunque terminó enemistándose con los grados más altos al acusarlos de que solo actuaban por interés (Zanutelli, 1996: 103). El Comercio fue el primer diario en tener un corresponsal en Loreto. Sin embargo, como veremos, este diario no era partidario de la forma federal.
54. Algunos individuos masones tuvieron especial cabida en periódicos de Lima y provincias. Emilio Vizcarra, por ejemplo, supo dar publicidad a sus actos y colocar las actas de respaldo a su favor suscritas por sus partidarios en diversas ocasiones, a la vez que empleaba el recurso habitual entre los comerciantes de provincias de anunciar su partida y llegada a Lima para recibir órdenes de comercio.
55. Estas incluían principalmente la reforma político administrativa que buscaban que Iquitos se convirtiera en capital del departamento y Ucayali en parte de la provincia  de  Bajo Amazonas  y las demandas  por conservar la autonomía fiscal para preservar el íntegro de la renta aduanera como renta departamental y su manejo presupuestal. Ello ocurrió en el contexto de la reforma de la descentralización fiscal promovida por Piérola.
56. No obstante, es notorio que en la década de 1920 la “Patria Nueva” de Leguía se valió ampliamente de la masonería y que, en su utilización de la potencia masónica y sus vínculos, llegó a generar graves conflictos en las logias locales (ver Fraternídad, 1928-1929).
57. A finales de 1a década de 1920 la revista Fraternidad explicaba que política significaba “la discusión y determinación de los asuntos de interés público” y listaba corno ejemplos de el1os los siguientes temas; ¿debe el gobierno gastar más en el Ministerio de Guerra o en el terreno de Instrucción?; debe cargar más impuestos por importación o exportación?; ¿debe tener un régimen centralista fuerte o tender a la descentralización?; ¿debe imponer la libertad de pensamiento y palabra o restringirse y hasta qué punto?; ¿debe haber libertad religiosa o debe el Estado imponer determinado culto?, etc. Respecto de éstos y otros decía que todo buen ciudadano debe intervenir pero que la masonería no debe tener bandera por lo que demandaba de sus miembros que “teniendo como base la idea de la Fraternidad Humana” fueran buenos ciudadanos (Fraternidad, 1994: 94). Los mismos temas tenían vigencia en el último cuarto del siglo XIX.
58. El grave incidente de l891 que involucró a Julio Benavides, Manuel Pinedo y Emilio Vizcarra como subprefecto de Bajo Amazonas, administrador de 1a aduana y prefecto de Loreto respectivamente en torno al nombramiento de Pedro Rosell como reemplazo del primero y en torno a acusaciones de que Benavides era “jefe de un grupo de individuos (que) pretendía trastornar el orden público” demuestra las limitaciones de los vínculos masónicos en contextos conflictivos (BN-D4554,  Mayo  21 de 1892). Tanto Benavides,  como Pinedo y Vizcarra pertenecían a la logia, la cual se vio afectada por estos acontecimientos ya que como señala la historia de la masonería de Iquitos “al finalizar el año masónico de 1890-1891, el Taller no siguió por el sendero de progreso que se inició al comenzar su reorganización, por causas que sólo el destino le deparó”.

sábado, 19 de mayo de 2018

EL ESTADO FEDERAL DE LORETO, 1896, continúa





4.         Masonería, vínculos y acción política en Loreto
Uno de los aspectos más paradójicos de la masonería es la relación entre esta y la política. Los linderos masónicos establecen que los masones no deben participar como tales en ninguna forma de sectarismo político (o religioso) y que ningún masón debe introducir ninguna controversia de naturaleza política en la orden. La racionalidad de ello es que siendo la francmasonería una institución que afirma la fraternidad entre sus miembros y teniendo ésta por ideal la tolerancia, las discusiones sobre materias políticas, tienen el riesgo de afectar la armonía entre sus miembros y llevar a la ruina a la orden, como sucede en las instituciones sociales “profanas”. No obstante, en tanto quienes integran la masonería deben definirse en  primer lugar como  hombres libres,  se los alienta «como  buenos ciudadanos»  o se declara en  entera libertad a sus miembros  para afiliarse  a  las agrupaciones políticas que mejor les parezca para realizar sus “ideales de perfecta ciudadanía” (46)
En esa medida, la masonería proscribe  del  templo  y las reuniones  masónicas los debates sobre política so pena de ser sometidos a juicio masónico, prohíbe interrogar a los postulantes acerca de sus opiniones políticas, deniega la posibilidad de asumir públicamente  posiciones  políticas en  nombre de la orden y en general arrebatarse en discusiones políticas y  menos de carácter  sectario. Así por ejemplo, en 1896 la “Gran Logia del Perú”, a través de su órgano El Libre Pensamiento, prohibía toda discusión política  o  religiosa en sus  sesiones y en las de sus logias subordinadas (López, 1897: 12). Sin embargo, como lo señala Corbiere (1998: 207),  aunque se supone que en las logias  no se discute de política, se habla allí todo el tiempo de política o de religión, al punto de que muchas veces las rupturas han sido ocasionadas por diferencias políticas. Más aún, aunque no es dable que existan logias asociadas a un partido determinado, confesión religiosa o formación filosófica excluyente, lo cierto es que éstas han sido canales fundamentales para la difusión de ideas y  planteamientos políticos en diversas épocas y aún bastiones para algunos de éstos.



Algunos estudiosos de la masonería en Latinoamérica han planteado que las logias han operado en ocasiones como “verdaderos frentes pre políticos” y que ante la debilidad de las instituciones republicanas la masonería cumplió un papel importante en la intercomunicación cívica, fortaleciendo el entramado de la sociedad (Bastián, 1993: 9; Corbiere, 1998: 278) (47). Otros han examinado la hipótesis de la masonería como vía de acceso al poder y como forma de organización política de la clase dirigente y estructura organizativa de un determinado partido. (48). En el caso del Perú, la francmasonería republicana ha sido estudiada principalmente desde sus relaciones conflictivas con la Iglesia Católica y en relación a su actuación de cara a determinados temas de reforma social. Sin embargo, carecemos de un análisis cabal de su papel y sus intersecciones con las nacientes, débiles e inestables estructuras partidarias. Tampoco se cuenta con un análisis de su estructura y funcionamiento.
Una observación del franciscano Bernardino González (1887) en su Examen crítico en el terreno de la filosofía sobre el folleto intitulado Derecho Político o Liberalismo deja ver algunos aspectos relevantes de la organización  política  y la  actuación de las logias. Argumentando en contra de las propuestas' de reforma política planteadas por José María Quimper, B. González  (1887: 90-91)  sostenía que en el Perú “el poder estaba ocupado por la masonería”  y que entre “los liberales de la Cámara no más de dos o tres” no eran masones. Aunque la afirmación de González podría contener algún nivel de  exageración,  ya  que  hay  que  tomar en cuenta que en el contexto de la segunda mitad del siglo XIX el apelativo de “masón” constituía un baldón o motete empleado por la Iglesia Católica contra cualquiera que mostrara independencia de criterio o afinidad con las reformas políticas, es evidente que la afiliación masónica tenía entonces gran convocatoria en las filas de los hombres públicos, propagandistas y políticos. Basta mirar el estudio de Zanutelli (1996) acerca de la logia “Concordia Universal” para hacerse una idea de su capacidad de convocatoria  entre los políticos y hombres de guerra en la segunda mitad del siglo XIX.  Por lo demás, el primer y el segundo militarismo parecen haber dejado una herencia importante en este terreno.
En el campo de la acción política, Bernardino González (1887: 91) da cuenta de una práctica de la que se tiene noticias en otras latitudes. Al decir de este autor, en el Perú la fraternidad servía al propósito de las componendas electorales. Según éste, cada logia elegía sus candidatos de acuerdo con la orientación de sus miembros y luego concertaba con las otras a partir de la mutua comunicación de sus listas para “decretar”  los nombres de los que debían ser apoyados. De esta manera, al producirse las reuniones públicas para dar publicidad a los candidatos, los masones quedaban “obligados” a hacer acto de presencia sin mostrarse como tales y sin que el candidato se identificara como masón sino “como demócrata” para ganar así al electorado profano. A su juicio, la concertación entre las logias pertenecientes al “Gran Oriente” resultaba en que éste imponía “su ley” mientras las discusiones en el Congreso se limitaban a atender “detalles” (Gonzáles, 1887: 93)  (49).   En efecto, encontramos  trazos de la intervención de la masonería en los procesos  eleccionarios  en  un aviso de 1897 en el que la “Gran Logia del Perú” anunciaba que no se había puesto de acuerdo con ninguna agrupación política para las elecciones municipales y recomendaba abstenerse de tomar parte en la próxima votación (El Comercio, 15.5.1897).
No podemos apreciar la exactitud de las afirmaciones de B. González. Sin embargo, existen diversos indicios de que desde Lima el mecanismo adoptado por los partidos y sus caudillos servía a efectos de designar candidatos para las provincias. Nótese que la expresión “trabajar por una candidatura”, para ser designado candidato se empleaba en la época indistintamente para referirse a “hacer campaña”, en la localidad como para indicar que se había ido a Lima a buscar la candidatura por provincias. Es muy probable que en ese último contexto una carta de presentación de una logia de una provincia alejada valiera tanto como una designación. Las logias federadas a un mismo Gran Oriente pactaban eventualmente la designación de sus candidatos a cambio de ciertos favores y era a través de ellas que sus miembros podían ser anticipados de la fecha de las elecciones para asegurar la oportuna designación de los colegios electorales que favorecerían al candidato de la provincia. Los pactos beneficiaban a los partidos que de esa manera se aseguraban el copamiento del mayor número posible de curules (50). En el Congreso la misma lógica operaría respecto de la calificación de los colegios electorales. No obstante,  si esto era así, es evidente que  el sistema no siempre  funcionaba.  La  resistencia  ofrecida  por  las  provincias  de Loreto y de otros tantos departamentos a la designación de candidatos en Lima  muestra que no siempre las logias obedecían los dictados del Gran Oriente en materia electoral. Por otra parte, en el incidente de las votaciones en  Bajo Amazonas  para elegir diputado en 1895 encontramos confrontados a un masón, Clemente Alcalá afín a Piérola, con un candidato que no sabemos  si era  masón  pero que fue respaldado por el prefecto Vizcarra, masón el mismo con buenas conexiones políticas y económicas en Lima e Iquitos,  y con los más connotados  miembros  de la logia “Unión Amazónica”.



Independientemente de que el mecanismo de la masonería para influir en las elecciones y el Congreso estuviera bien establecido y fuera consistentemente efectivo, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX los vínculos masónicos entre Lima y las provincias se constituyeron en vehículo de articulación con personajes y grupos de influencia en la escena política de Lima con el propósito de  ganar  influencia  ante  el  poder  central.  Ya  he  llamado  la atención sobre  el hecho de que entre los marinos, militares y empleados de Hacienda que llegaron a Loreto para el apostadero y la Comisión Hidrográfica en la décadas de 1860 y 1870 había varios iniciados o afiliados a logias de la capital, las cuales hicieron extensivas sus vinculaciones a la logia “Unión Amazónica”; éstas no se diluyeron con el tiempo. Antes  bien, a  medida que algunos de éstas se asentaron  en Loreto (E. Espinar, T. Smith, B. Dublé, B. Coronel, E. Raygada, R. Suárez, G. Donayre, C. Alcalá, A. Rivera, P. Márquez, O. Melena, A. Guichard, etc.), vinculados a la administración y el comercio, y que los escenarios locales se fueron ampliando con la expansión del comercio gomero, conservaron sus relaciones y las hicieron extensivas a los comerciantes locales por vía de la masonería. A través de estos vínculos fluyó hacia Loreto información relativa a la orden, pero también a través de ellos los miembros de la “Unión Amazónica” tuvieron acceso a normatividad legal “profana” y noticias de acontecimientos además de canalizar sus intereses locales hacia la prensa de Lima y otras provincias.




NOTAS A PIE DE PÁGINA

46. “La masonería frente a la política y la religión” en Fraternidad (1994: 92-94. 105).

47. En los países hispano-americanos el caso más evidente es el de la independencia, como lo fue también en Norteamérica y más tarde en los casos de Filipinas y Cuba, a fines del siglo XIX.
48. Con relación a la Argentina, González Bernaldo de  Quiroz (1993: 280) encuentra que la estrategia de acceso al poder  vía la masonería  era  particularmente efectiva en  el caso  de los comerciantes  pero que la estrategia “concierne casi exclusivamente a la misma elite socio-cultural”. Al analizar la masonería como pre partido político y estructura organizativa del partido liberal encuentra, sin embargo, que en la votación partidaria por candidatos masones pesaba a menudo por igual el voto masón que el no masón, aunque reconoce que en la designación de candidatos ésta “pudo haber servido de estructura organizativa para la actividad política y que ocasionalmente los candidatos eran publicitados como alternativas “a los jesuitas” (González Bernaldo de Quiroz, 1993: 283). Son particularmente ilustrativos los artículos reunidos por Ferrer Benemelli (1993) y Bastian (1993).
49. Gonzáles mismo anota  que similar  práctica  estaba en uso en  Francia  donde por  reglamento  masónico en las elecciones la logia debía proponer el candidato masón para que obligatoriamente fuera “propuesto á los hermanos de la Obediencia”. Otros artículos de este reglamento establecían que los masones debían jurar emplear su influencia para asegurar el triunfo del candidato de la logia y Gran Oriente, que el candidato debía tomar profesión de fe en la logia, lo que debía quedar registrado en actas. Este reglamento habría sido adoptado por todos los países. Según González Bernaldo de Quiroz; (1993: 283) en Argentina la masonería intervenía rara vez en las campañas electorales para asegurar el voto a favor de un masón. Pero la autora aclara que la masonería era una primera instancia “secreta” para acordar la designación de los candidatos    que ésta resultaba particularmente efectiva cuando se trataba de votaciones indirectas. Esta práctica fue denunciada en ocasión de definiciones en las que se trataba de limitar la influencia social, cultural y política de la Iglesia Católica.
50. Nuria Sala i Vila me hizo notar la lógica de los pactos de los partidos con las provincias en el último tercio del siglo XIX aunque sin referirse a la masonería (comunicación personal, agosto 2004; ver también Sala i Vila, 2001). Para poder probar, como aquí sugiero, la superposición de estos pactos con los gestionados por la masonería sería necesario realizar una revisión sistemática de la participación de los masones en las votaciones en el Congreso, lo que está más allá de los alcances de este estudio.

viernes, 18 de mayo de 2018

EL ESTADO FEDERAL DE LORETO, 1896, continúa.




Desconozco si la masonería de Iquitos participó activamente de los debates y propuestas en favor de la tolerancia de cultos promovidos por la “Gran Logia del Perú” (a la que regresó tras la unificación de 1890) toda vez que no he podido revisar sus archivos. Sin embargo, en la medida que a la logia “Unión Amazónica” pertenecían varios judíos europeos y del norte de África, así como protestantes, resulta lógico que esta tuviera una posición en favor de la tolerancia religiosa. La única huella hallada de su posición frente a la tolerancia  de cultos se encuentra en un editorial de El Independiente (13.4.1895) publicado bajo el título “Nos complacemos”, comentando las celebraciones de los “israelitas” que se habían congregado para “conmemorar el día en que sus antepasados rompieron las cadenas que los detenían en Egipto”. En éste se afirmaba que aunque no existiera la libertad de cultos en el país, en Iquitos había libertad de creencias (31)
Gracias a las condiciones locales y a la influencia social económica y política de varios de sus integrantes, a diferencia de otras localidades del país, en Iquitos no fue necesaria una acción confrontacional para lograr el establecimiento de pabellones de distintos credos en el cementerio  público como ocurrió en muchas localidades del país (Armas Asin,  1998: 73) (32). Cuando  en la década  de 1890 se planificó la construcción de un nuevo  cementerio  para sustituir  al antiguo que estaba casi invadido por la población, los influyentes comerciantes judíos lograron que dentro del nuevo camposanto inaugurado en 1897--- construido con aportes del presupuesto departamental, así como del vicario de Chachapoyas y la población local--- se estableciera  un  pabellón  judío.  No  tuvo  igual  suerte la  comunidad   china  que  había   tenido  su   propio   cementerio   pero no  tenía todavía influencia social ni alguno de sus miembros se había incorporado por ese entonces a la logia. En cambio, también los protestantes, que hasta 1897 tuvieron  su  propio  cementerio  fueron  invitados  a  constituir  un  pabellón  en el nuevo cementerio (33). La filiación masónica no impidió que, actuando como padrinos  del  cementerio,  algunos  masones  hicieran  aportes  sustanciales  para la construcción  de la capilla del mismo.  No en  vano  un  significativo  grupo de masones copó la dirección de la Sociedad de Beneficencia de Iquitos, fundada recién en 1897, que tuvo bajo su  jurisdicción  la administración  del cementerio de la ciudad (34). Cabe señalar que la logia “Unión Amazónica” realizaba tenidas de funerales en su templo, aunque ocasionalmente las celebraba de manera colectiva por los fallecidos en un determinado período transcurrido. Estas tenidas no eran secretas y ocasionalmente estaban acompañadas de una procesión pública al cementerio (35).
3.         Conexiones entre la masonería loretana y la brasileña
La masonería brasileña y las de los Estados de Pará y Amazonas con las que los masones de la “Unión Amazónica” tuvieron relación, posee algunas peculiaridades en el contexto latinoamericano. Mientras que en los países que fueron colonias de España la masonería, que jugó un papel importante en  la emancipación  política de estos países, enfrentó una crisis después de la Independencia, en el Brasil ésta mantuvo su vitalidad a lo largo del siglo XIX e incluso su influencia en la política imperial. Tanto  Pedro I como Pedro  II,  emperadores  del Brasil, eran  masones  y dignidades grado XXXIII, situación que había permitido que la masonería gozara de protección frente a las censuras formuladas  por la Iglesia, tanto así que el segundo  no sancionó  la publicación  de la encíclica  de  Pío  IX de 1864 en la que  se denunciaba a la masonería,  y en  Brasil muchos  miembros  del clero eran abiertamente masones(36). A más de esta “masonería de Estado”, la masonería gozó de gran aceptación entre los republicanos y los liberales que más tarde impulsaron la fórmula federal. Fueron los masones liberales, liderados por Rui Barbosa, quienes impulsaron la abolición de la esclavitud en el Brasil al punto que, en algunas logias, sus miembros liberaron voluntariamente a los esclavos, no admitían a gente no comprometida con la liberación de estos, y sus miembros destinaban 1/5 de sus ingresos a dar libertad a niños esclavos (Neves, 1993: 75; Bastián, 1993: 63). Después de que en 1884 la provincia de Ceará decretara la abolición de la esclavitud, el gobierno imperial dio la ley áurea que la abolió en todo el país en 1888. A este movimiento no fueron ajenas algunas logias de Pará y Amazonas, donde hacia 1884 se logró la liberación de “los cautivos” en esa provincia por medio de la campaña iniciada con la compra de libertad con un fondo constituido por la logia (Da Almeida, 1993: 90). Cabe anotar, sin embargo,  que  en  Pará como en Loreto la masonería no desarrolló una posición libertaria frente a la cuasi esclavitud que estaban sometidos los peones indígenas y los llamados caboclos sino únicamente frente a la población negra de origen africano.
La masonería brasileña liberal se ocupó, como la peruana, de los temas de matrimonio civil, registro civil, cementerios públicos, libertad de culto y educación laica con la ventaja de que eventualmente contaron con apoyo desde el poder. En esto contaron también con el apoyo de importantes sectores que promovían  la  inmigración (37).  No  obstante  estos y otros  temas,  como  el de la esclavitud, confrontaron a los grandes Orientes nacionales dando lugar a luchas intestinas (Bastián, 1993: 52). La membresía de la masonería brasileña involucró por igual portugueses y nacionales, siendo que entre los primeros se encontraba un gran número de comerciantes y profesionales liberales que habían dejado Portugal durante las diferentes etapas represivas: a lo largo del siglo XIX. Entre ellos se encontraba un grupo de prominentes judíos. Según Bastián (1993: 61), esta sería la esencia de la masonería brasileña.
La propuesta de un régimen federal para el Brasil fue promovida abiertamente por la masonería, aunque los planteamientos no fueron privativos de ésta. El federalismo había sido propuesto tempranamente en reacción al régimen monárquico con centralismo político y administrativo, el que además absorbía un alto porcentaje de la recaudación en las provincias.  Incluso  tuvieron  lugar  diversas  revueltas en favor del federalismo en la primera mitad del siglo XIX. Los federalistas acusaron al centralismo de despotismo a pesar de que existía una cámara de representantes y atacaron el nombramiento de los presidentes  de las provincias y su rol subordinado (Murilo de Carvalho,  1993: 64-65).  Aunque Tavares Bastos, el principal teórico del federalismo y la descentralización, no había promovido la reforma antiesclavista en que había estado empeñada la masonería liberal, ambos sectores coincidieron en relación al federalismo (Murilo de  Carvalho,  1993: 67)38. Así, desde la perspectiva de Rui Barbosa el centralismo era responsable de que el separatismo estuviera adquiriendo una “fuerza irresistible” por lo que urgía a su establecimiento. Finalmente fue un golpe militar el que trajo abajo la monarquía en 1889 y estableció la república cuya constitución federal fue jurada en febrero de 1891(39).
La masonería de Pará era eminentemente republicana y algunos de estos sectores debieron favorecer una separación  del  Brasil monárquico,  ya que la referencia a la “fuerza irresistible” del separatismo  en Brasil incluía de manera explícita a la provincia de Pará en 1889 (40). La postura separatista, a la que me referiré más adelante, estaba aparentemente en desarrollo entre los republicanos paraenses desde la década de 1860. Esta posición guardaba relación con el rápido desarrollo de la economía gomera y agrícolai en Pará amparada en una sostenida corriente de migración interna e inmigración extranjera favorecida por la oligarquía local. En verdad, esa posibilidad era a fines del siglo XIX una de las mayores pesadillas que enfrentaban todos los países partícipes de la cuenca amazónica donde el crecimiento económico tenía una notoria autonomía respecto de las economías nacionales.
Si bien en los debates previos al establecimiento de la república habían sido los políticos de Río Grande del Sur quienes exigían  más  radicalmente  la cuestión de la autonomía estatal, llegado el caso, en el debate acerca de la constitución federalista  fue  el  estado  de  Pará  el que  dio  una  fuerte  respuesta  cuando el primer presidente del Brasil decidió disolver la asamblea legislativa que lo había confrontado consistentemente. En ese contexto el prestigioso gobernador de Pará, Lauro Sodré, fue el único que no respaldó la medida del presidente Deodoro da Fonseca (41). Aunque todo indica que Sodré gozaba de gran respaldo en Pará, todavía bajo su gestión como gobernador de Pará se mantuvo vigente una corriente que postulaba la creación de una república amazónica como veremos más adelante (42).
No contamos con informaciones acerca de la postura específica y actuación política  de  las  logias  de  Pará  con  las  que  la  de  Iquitos  estaba   entonces en   comunicación   sobre   estos   asuntos,   en   particular   las   logias  capitular “Cosmopolita”, “Harmonía”, “Auroral”, “Firmeza e Humanidade”. Sin embargo, sea que las logias masónicas paraenses o sectores de entre sus miembros apoyaran tempranamente el federalismo, impulsaran esquemas separatistas o no, el activo intercambio cultural con Pará y Amazonas gracias al continuo flujo de vapores y los tratos comerciales contribuyeron a que los acontecimientos del Brasil fueran seguidos en Loreto con atención. Debe recordarse que el comercio de Iquitos no podía escapar a las determinaciones del Brasil debido al control aduanero, el uso de crédito de casas brasileñas por parte de extractores y casas comerciales y el transporte  fluvial-oceánico. Como  hemos visto, en la década de 1890 algunos grandes comerciantes de Iquitos no solo tenían casas corresponsales en Manaos y Belén sino que habían abierto sus  propias  casas de comercio,  Además,  por las facilidades para el comercio en el Yavarí, algunas casas registraban a sus embarcaciones en el Brasil. Desde su aparición en 1890 los periódicos de Iquitos insertaban regularmente noticias del Brasil, incluyendo notas sobre los eventos políticos. Las ediciones de El Independiente de 1895, por ejemplo, daban cuenta de noticias del Brasil con tanta amplitud como de noticias nacionales (43). Además, para entonces, en Pará circulaban al menos tres  diarios,  ejemplares  de- los cuales llegaban a Loreto regularmente tanto a manos de los comerciantes luso-brasileños, algunos de los cuales integraban la cámara de comercio de Iquitos, como a manos de los nacionales y extranjeros ya que las noticias comerciales, precios, tráfico oceánico o apertura  de frentes,  eventualmente  disputados  por los peruanos, eran esenciales para el comercio de gomas de Iquitos. También en Manaos se publicaba un diario de filiación masónica, A Federacáo, que se leía en Iquitos. Las constantes visitas de comerciantes en ambas direcciones, incluidas las practicadas a las logias también habrían facilitado la familiarización de los masones de Iquitos con el acontecer político del Brasil en general y de los estados amazónicos en particular.
Las conexiones de la masonería loretana con la brasileña reforzaron  los lazos con las provincias amazónicas  de Amazonas  y  Pará y los vínculos  personales de los comerciantes en favor de sus estrategias económicas. Aunque estas conexiones -institucionales y personales- fueron  utilizadas  en  el momento del levantamiento de 1896 al menos para ganar las simpatías de locales que facilitaran el flujo de información acerca de la reacción en Lima, el abastecimiento de alimentos y armas y, sirvieran para bloquear el paso de la expedición marítima que se dirigía a  Iquitos  a  debelarla,  no  ha  sido  posible  ubicar  posiciones  públicas de las logias de Pará y Amazonas en ese sentido. No obstante,  en  la  época  era público que el diario paraense A Provincia do Pará que favoreció a los federales de Loreto y actuó hasta cierto punto de portavoz de éstas, era vocero de  posiciones masonas  pro  federales  desde  tiempo  anterior.  Por lo  demás,  es indudable  que fue la realidad  del país vecino la que  más familiarizó  a los loretanos  con esta forma de gobierno(44).
 Por último, tenemos indicios de que posturas de corte separatista, como las que en 1886 denunció Fray Bernardino González, se plasmaron particularmente a partir de la década de 1890 en propuestas en apoyo a la idea de constituir una república amazónica como la que bullía desde hacía algún tiempo en los estados de Pará y   Amazonas en el Brasil. Estas posiciones fueron favorecidas por el recorte de la autonomía departamental y el conflicto generado por la anulación de las elecciones a la Cámara de Senadores que encendió fuertes rencores respecto de Lima, a lo que ya me he referido en el capítulo anterior.  Una  tesis de 1892, presentada en la Universidad  Mayor de San Marcos, cuyo autor se oponía tajantemente a  la implantación de la forma federal, vinculaba las posturas separatistas de Pará con tendencias equivalentes en el Amazonas peruano. A partir de una reflexión acerca del desorden que “el federalismo produce” su autor señalaba que en Pará y  Río Grande  el “germen  de  desunión”,  se expresaba  en la existencia  de partidos constituidos con ese fin y añadía:
“y no sería extraño que en esa corriente envolvieran a las ricas comarcas del Amazonas que con actos positivos alguna vez han mostrado serias tendencias á anexarse al Brasil”.
Para dar mayor verisimilitud a sus especulaciones se refería a informaciones que databan de algún momento entre la proclamación de la República en 1889 y 1892 que posiblemente tenían origen en Guillermo A. Seoane:
“Un Plenipotenciario del Perú cuya palabra merece entera fé, ha asegurado al que estas líneas escribe que en el Ministerio del Exterior de aquella República, existe una petición hecha durante los últimos años del imperio por muchos de los ricos ciudadanos de las regiones amazónicas, para formar parte de aquel estado. Auméntase este peligro, con la completa desvinculación que el gobierno federal produce como consecuencia necesaria” (Burga, 1892: 609).
Evidencia de que los sectores de comerciantes de las regiones amazónicas del Brasil no habían cejado en el proyecto de constituir una república amazónica es la noticia de que en mayo de 1895 un cónsul brasileño, en conjunción con comerciantes de la provincia de Bajo Amazonas, planificaban acciones con ese propósito, lo que fue advertido por Brasil al Perú (45). Como veremos más adelante, algunos sectores de Pará leyeron la proclamación federal de Loreto en 1896 como anticipo o paso favorable a la constitución una república amazónica.
Si bien por la naturaleza de la información disponible no podemos establecer fehacientemente que la logia como espacio institucional se constituyera propiamente en caldera de las propuestas autonomistas, o aún federalistas, todo indica que tampoco escapó a su desarrollo. Más aún, tomando en cuenta las relaciones de la logia “Unión Amazónica” con la masonería brasileña de Pará y Manaos, y el papel de ésta en relación a las reformas  políticas que condujeron  a la constitución de la república y la implantación del régimen federal, es posible suponer que los nexos masónicos sirvieron de canal de difusión de la experiencia brasileña y de las inquietudes de otras regiones amazónicas comercialmente conectadas a Iquitos. Fuera como vehículo de contactos o de ideas, las conexiones favorecidas por los vínculos masónicos entre Loreto y el Brasil debieron alimentar y fortalecer las diversas estrategias autonómicas que los círculos más influyentes de Loreto debatieron.

NOTAS A PIE DE PÁGINA


31. Desde al menos 1895 la colonia china contaba también con un templo, pero más tarde se desarrollaron en Iquitos actitudes contrarias a los miembros de esa colonia en crecimiento.
32. En el Perú los cementerios dependían de las beneficencias públicas desde 1825 y estaban bajo control de los prefectos y del Ministro de Justicia y Culto (García Jordán, 1991: 209).
33. ACPM, 1897. Oficio del Alcalde del Concejo provincial de Bajo Amazonas a Alberto Banister, encargado de la administración del cementerio protestante Iquitos 20.3.1897.
34. Es notorio que cuando se constituyó la Beneficencia en Iquitos todos sus directivos fueron masones, como lo siguieron siendo a lo largo de las siguientes décadas.
35. Poco después del levantamiento de 1896 se da cuenta del siguiente acontecimiento con motivo del fallecimiento del masón Emiliano Castañeda: el venerable maestro accidental José Purificación Hernández informó que “para no privar a la viuda del consuelo de llevarlo  de su casa al cementerio” se había acordado no velar el cadáver en  la logia sino acompañar al cadáver al cementerio “llevando cado uno sus insignias respectivas, presididos por el Estandarte de duelo de la Logia", para una semana más tarde realizar sus funerales en el templo. Con  motivo de la manifestación masónica en ocasión del sepelio los masones Benjamín Dublé, Martín Rivas, y Luis Ratteri informaron del “serio desaire a los hermanos Jenaro Herrera y Ernesm Sánchez Lagomarcino” por el prefecto Francisco Carrera Raygada. En virtud de ello se acordó tomar “la actitud necesaria para reparación de vejamen inferido a la lnstitución Masónica” y “en defensa de sus fueros” se dirigió al Supremo Consejo haciéndole conocer lo ocurrido “pidiendo medidas conducentes a castigo de esta mala autoridad y se haga conocer su malhadado nombre a todas las logias de la jurisdicción como enemigo de una de las instituciones libres”. La comunicación fue enviada por tres vías: la ruta del Pichis, la de Moyobamba y la de Pará para mayor seguridad (Fraternidad, 1929: nº 14). No debe confundirse a Francisco Carrera Raygada con el Comandante Germán Carrera Past-Venerable de la logia.
36. La protección a la masonería se aprecia también en un incidente de 1872 cuando un sacerdote que había hablado en una logia de Río de Janeiro fue conminado por su obispo a cortar sus relaciones con la logia, a lo que éste se negó. A continuación el obispo de Pernambuco obligó a las hermandades religiosas a expulsar a los masones, los que a menudo eran sus miembros más prominentes. Al negarse éstas, el obispo suspendió las funciones religiosas de la Hermandad del Santísimo Sacramento lo que ésta contestó apelando al Emperador quien, como jefe de la Iglesia Católica, ordenó al obispo mirar la prohibición y aún lo sometió a juicio al resistirse. Igual situación se dio en Pará por la intervención del Obispo. Un acuerdo entre el Vaticano y la corte permitió que los masones recuperaran sus derechos ante la Iglesia en 1875 (Bum, 1980: 226-227).
37. Tras la guerra civil de los Estados Unidos de Norteamérica un grupo numeroso de familias marchó al Brasil donde fundaron una colonia denominada Americana. Así, en 1865 llegaron 154 familias confederadas procedentes de Texas, Alabama y Carolina del Sur, alentados por Tavares Bastos, fundador de la sociedad de inmigración del Brasil. Muchos de estos inmigrantes eran masones (Klein, s/f).
38. Tavares Bastos se alimentó de la obra de Tocqueville y de los textos reunidos en El Federalista de A. Hamilton, J. Madison y  J. Jay (1991 [1787-1788]), de temprana traducción al portugués. A diferencia de los federalistas peruanos,  que  tendían  a  elucubrar  en  torno  al momento  adecuado   para  poner  en   práctica  el régimen federal, Tavares Bastos y sus  seguidores  considerar que  debía  implementarse  sin  demora,  aun  si el Brasil contemporáneo era un mundo oligárquico donde la mayor parte de la población carecía de derechos civiles.
39. En Lima se realizó una velada literario-musical con asistencia del Presidente de la República, el Ministro Plenipotenciario de Brasil, el Decano de la Facultad  de  Ciencias Políticas y Administrativ.is, algunos alumnos y algunos diputados para celebrar el primer aniversario de la proclamación de la república en el Brasil. Curiosamente ninguno de los asistentes se refirió en sus disursos a la constitución federal para el Perú que se hallaba en proceso de elaboración (Anónimo, 1890).
40. Se trata de una referencia que data de un personaje que estaba activo en Pará en 1861-1863 (Bastián, 1993: 56). La economía gomera de Pará inició su despegue en la década de 1860 en que las exportaciones  crecieron de 2 672 toneladas métricas a 8 218 en 1872. Para fines de 1885 habían crecido a 12 322 toneladas métricas (Weinstein, 1983: 53).
41. A la postre fue la fuerte corriente de opinión contraria a Deodoro da Fonseca lo que lo forzó a renunciar. Su Vicepresidente re estableció el Congreso, y al cambiar a los gobernadores dejó a Sodré en su cargo (Burn, l.980: 290). Sodré era todavía gobernador de Pará en 1896 cuando el levantamiento de 1896 y con él se entrevistó el ministro Ibarra al mando de la expedición naval peruana que se dirigía a Iquitos para reprimirla.
42. Como veremos, en el contexto de la proclamación del Estado Federal de Loreto algunos diarios hicieron referencia a los planes que habían estado vigentes en Pará: “Años atrás Pará quiso independizarse del Brasil para, unido al Departamento de Loreto, donde no faltaron hombres que se comprometieron a hacer entonces lo que hoy han hecho Madueño y Seminario, constituir una nación que debía llamarse "República del Amazonas". Fracasó el plan pero no pereció la idea y no sería extraño que hoy llene el cerebro de los inquietos vecinos de Loreto” (Editorial de La Razón de Trujillo del 6.6.1896 reproducida en El Tiempo, 10.6.1896}.
43. Así por ejemplo, en la edición del 27.4 1895 se daba noticias sobre la revolución de Castilho que desafió al gobierno federal en Rio Grande del Sur y la del 4.5.1895 sobre la conspiración contra el presidente Prudente Moraes, “silenciada por la prensa”, lo mismo que sobre la controversia entre Brasil y Argentina por el territorio de Misiones y el laudo arbitral en manos del presidente norteamericano Cleveland.
44. En cambio es dudoso que la experiencia federalista de Colombia, que llegó a su término en 1886, resultara muy familiar a los loretanos. Argentina, que en 1880 se constituyó en federal, y Estados Unidos, ambos países que algunos comerciantes de la época visitaron, pudieron también haber sido una referencia.
45. Aunque más adelante las autoridades peruanas negaron haber recibido información desde el Brasil acerca de este hecho.

jueves, 17 de mayo de 2018

EL ESTADO FEDERAL DE LORETO, continúa





La historia de la francmasonería en Loreto identifica una tercera época a partir de junio de 1895 tras algunos meses de aparente inactividad (21). Volveré a esta coyuntura al analizar la relación entre los períodos de vida de la logia y los contextos políticos locales. Por ahora basta decir que fue nuevamente Espinar quien impulsó el reinicio de los trabajos, esta vez con masiva asistencia de los masones del Valle en el contexto de fuertes confrontaciones con Lima y que la logia se hallaba activa al momento del levantamiento. En 1895, año de gran intranquilidad por los sucesos electorales, componía el cuadro de dignidades de la logia “Unión Amazónica” un importante grupo de personajes muy activos políticamente, teniendo a la cabeza a Cecilio Hernández quien fuera luego uno de los secretarios del gobierno del estado federal de Loreto (22). Sin embargo, la historia  publicada de la francmasonería de Iquitos es particularmente escueta con relación a la actuación  de la logia a  lo largo  de 1896, lo  que en sí  mismo es sugerente dada la activa participación de muchos de sus miembros en la proclamación federal.
2. La masonería como red social
La fraternidad es el principio fundamental común a todas las logias y se concibe que los incorporados a la masonería se constituyan en eslabones de una cadena de hermanos. Por eso no sorprende que la logia de Iquitos, como cualquier otra, contribuyera a tejer una red de relaciones entre sus integrantes. La particularidad de la masonería loretana estriba en que esta red articulaba a gente que actuaba en un espacio geográfico muy amplio, incluyendo los más distantes frentes extractivos conectados comercialmente con Iquitos y centros comerciales del exterior. En ese sentido, la masonería o la referencia a la logia “Unión Amazónica” contribuyó a crear un sentido de comunidad en esta colectividad dispar integrada por comerciantes nacionales y extranjeros, urbanos y ribereños, autoridades y funcionarios políticos y municipales, marinos, militares, cónsules extranjeros, periodistas y políticos locales que tenían como centro de referencia a Iquitos (23). El propio nombre de la logia expresaba este propósito. Esta  red articulaba  a gente proveniente de muy diversos lugares todos ellos actuando en un “espacio de frontera” con una presencia estatal relativamente débil. De los trabajos de la logia participaban algunos comerciantes gomeros ecuatorianos y  colombianos que actuaban en sus respectivos países, de quienes no se sabe si habían sido iniciados en Iquitos o previamente en otras logias.
Los preceptos de la masonería especulativa excluyen el ingreso a una logia por intereses personales o “utilidad profesional o financiera”. Sin embargo, resulta claro en este caso que los vínculos masónicos de fraternidad servían a las estrategias individuales de los comerciantes al facilitarles de manera importante el acceso a nivel local a relaciones e información. De allí que encontremos que ésta tuvo una vasta convocatoria entre los comerciantes establecidos en el Bajo Amazonas.
Otro tanto ocurría a nivel de las autoridades políticas  y  empleados  estatales, tanto aquellos de origen local como aquellos provenientes de otras  partes  del país, para quienes afiliación a la logia o incluso su iniciación en ésta facilitaba de manera importante los vínculos con los grandes comerciantes en un contexto de gran conflictividad local y de fuerte dependencia en términos logísticos respecto de ellos. Es notable, por ejemplo, que todos aquellos prefectos y subprefectos que lograron establecer, al menos temporalmente, una alianza con la comunidad de comerciantes de Bajo Amazonas pertenecieron a la logia “Unión Amazónica”, aunque como resulta ya evidente,  esta  pertenencia  no  garantizaba  la armonía de relaciones entre los comerciantes  y  las autoridades  ni  excluyó  del seno  de la logia los conflictos entre individuos y aún entre agrupaciones. También es sintomático que al asumir sus cargos estas autoridades buscaran al mismo tiempo tener un lugar en el cuadro de dignidades de la logia. Por su parte, los miembros influyentes de la logia parecen haber desarrollado algunas estrategias a nivel local para ganarse a las autoridades políticas designadas por Lima no iniciadas o afiliadas a la “Unión Amazónica”, como por ejemplo invitándolos a asistir a las llamadas tenidas blancas, bautizos o banquetes de las festividades de San Juan. No obstante es notorio que, se trate de masones que trabaron relaciones con la logia o no, las autoridades políticas del departamento omitieron hacer referencia a la masonería en sus informes a Lima pese a su evidente presencia en la vida política y social de Loreto.
Otro de los postulados de la masonería es el llamado socorro masónico consecuencia lógica del amor fraternal. En algunas “piezas arquitectónicas” más tardías tomadas del archivo de la logia y reeditadas en la revista Fraternidad, se pone hincapié en distinguir el socorro de la caridad ante la miseria,  condición que no se condice con la de hombres “libres”. En cambio se señala que el socorro  masónico  admite que cualquier  hombre en el marco  de sus actividades “profanas” puede encontrarse en una situación precaria por circunstancias ajenas a su voluntad (Fraternidad, 1994: 96). Precisamente, el ya mencionado saco de beneficencia era el recurso institucional para responder a situaciones que pudieran afectar a los hermanos del Valle y aún a aquellos masones que, no perteneciendo a la logia de Iquitos, podían hacer conocer su necesidad a través de una logia relacionada con ésta. Así, la logia resultó ser parte de estrategias individuales de seguridad en un contexto regional de “frontera” de alta inseguridad y riesgos personales y económicos. La historia de la francmasonería de Loreto da cuenta de diversas situaciones en las que la logia, en base a la información de uno de sus miembros, atendió a masones que requerían ayuda. Se menciona por ejemplo que se da auxilios a alguien que está enfermo y necesita viajar para ir a reponerse, que se acuerda recoger y enterrar los cadáveres de masones que han muerto a gran distancia de la ciudad, se proporciona auxilios a  hermanos  enfermos  que se hallan en condición económica penosa, se pide a otras logias que atiendan a enfermos que se hallan fuera de su jurisdicción  o en caso de necesidad se auxilia a las familias de masones fallecidos en caso de necesidad (24).
A partir de la década de 1890, en que se inician en la logia o se afilian a ésta un número considerable de comerciantes-extractores peruanos y luso-brasileños que operan en áreas remotas, en un momento de expansión de la economía gomera, encontramos una clara estrategia de vinculación a la masonería que puede equivalerse a un seguro de vida antes de partir al monte. En estos casos vemos que este tipo de personajes se afilia o inicia en la logia y procede casi inmediatamente a solicitar licencia e ir así al monte premunidos de un  pasaporte o certificación  de su pertenencia a la logia que habría de garantizarles paso seguro, vínculos comerciales y socorros eventuales (25). El precepto de socorro incluía también la atención a aquellos que se encontraran presos pues la defensa de los derechos civiles de masones constituye una obligación de esta hermandad. Así, la historia de la francmasonería en Loreto da cuenta de la conformación de comisiones para visitar a masones que se hallaban presos, e incluso de gestiones realizadas para solicitar su libertad ante las autoridades políticas o judiciales, incluyendo aquellos por motivos políticos, como también de gestiones para asegurar que la captura o extradición de quienes hubieran atentado contra miembros de la logia.
Entre los elementos que explican  la vasta convocatoria de la logia está también  la amplia red de relaciones establecidas con otras logias del país y del extranjero donde  los  miembros   de  la  logia “Unión  Amazónica”   podían  encontrar  acogida y protección mediante cartas de presentación. Estas cartas o certificados podían facilitar la participación en los trabajos de una logia ajena como “visitante” o la adhesión o afiliación en caso de una permanencia más prolongada. Ya que toda logia es autónoma en su gobierno estos certificados no garantizaban esa aceptación pero la hacían posible. Otro tanto ocurría con las cartas que masones de otras latitudes presentaban a la logia de Iquitos donde se les habilitaba para participar en las tenidas y se les abría el universo de relaciones sociales. Demás está decir que esta práctica habitual en la masonería resultaba particularmente relevante en el caso de Iquitos en su condición de puerto comercial, siendo también funcional a los tripulantes de los vapores, comerciantes y armadores de otras latitudes que por razones de negocios lo visitaban. Esta red no solo abarcaba a logias del Brasil y de otras ciudades del país, sino a algunas ubicadas en el Caribe, Panamá y Chile -útiles para quienes iban en tránsito hacia Lima- así como a logias de Nueva York y Europa donde a su vez tenían sede algunas de las casas o bancos mercantes y armadores con los que los propietarios de las casas fuertes de Iquitos guardaban ya relación directa para la exportación de productos, acceso a crédito, o importación de mercadería al Bajo Amazonas. En la medida que los mayores comerciantes viajaban eventualmente a estas localidades--con permanencias relativamente prolongadas-- encontraban en las logias locales un lugar de referencia, reproduciendo con ello la lógica de la amplia difusión de la masonería entre los marinos. En la documentación de la logia de Iquitos queda constancia de las solicitudes de licencia de masones que se ausentan a Europa seguidas de las de la expedición de una credencial. A su vez masones comerciantes vinculados a logias del exterior, o las logias mismas de otras latitudes, facilitaron en diversas ocasiones la adquisición de insignias y libros masónicos para abastecer a los miembros de la logia “Unión Amazónica”.
Uno de los elementos constitutivos de la masonería es el secreto masónico  que, al decir de los masones, tiene la fuerza de los “linderos” (landmarks) de la constitución o carta magna atribuida a Anderson (1723). Este secreto alcanza normalmente al simbolismo, los rituales y contenidos de lo que en el templo se discute, así como a la identidad de los masones, quienes se reconocen entre sí mediante fórmulas y gestos crípticos. Por esa razón los masones suelen actuar bajo seudónimos solo conocidos por sus hermanos de logia y guardan reserva de la identidad de los integrantes. En el caso de la logia “Unión Amazónica” el secreto masónico no parece haber tenido el alcance que se esperaría encontrar. En la revista Fraternidad, publicada a partir de 1928 como órgano de la masonería, figuran las dignidades elegidas en cada período con sus nombres y apellidos así como los de los nuevos iniciados, afiliados, visitantes y asistentes a las tenidas. Además ésta publicaba avisos publicitarios de casas comerciales, profesionales y negocios que los identificaban como masones. Cada número incluía algunas contribuciones periodísticas  o reproducía oraciones o piezas arquitectónicas firmadas la mayor parte de las veces con el nombre del autor y sólo eventualmente con seudónimos.
No parece haber sido distinta la situación en la época inicial que estudiamos aunque        entonces la logia no contaba con un boletín, sino que comunicaba a sus miembros los acuerdos y novedades únicamente a través de los llamados “deltas”. Aunque sabemos que en la época inicial algunos masones tenían seudónimos adquiridos en sus logias madre no parece que en Iquitos se los empleara regularmente.
Es probable que tal situación respondiera a la existencia de un  contexto  en  el que la masonería local no se sentía sometida a persecución por parte de la Iglesia Católica a pesar de que pocos años antes, en 1884, León XIII  había formulado una condena contra la masonería mediante la encíclica Humanum genus, la cual fue conocida en Iquitos (26). Sin embargo, ni la masonería de Iquitos fue anticlerical en esa época, ni los curas adscritos a las parroquias del departamento parecen haberse preocupado de predicar en contra de la masonería. Desconocemos la postura a ese respecto del vicario de Chachapoyas que tenía jurisdicción sobre Loreto, pero su designación del presbítero Correa como “encargado de la Vicaría de las reducciones de Maynas” en 1893 indicaría que no aplicaba la condena. Tampoco encontramos en la masonería de Loreto en esta época una posición anticlerical  pese  a  las  opiniones  de  autoridades   masonas   que   desmerecían la utilidad de las misiones frente a la eficacia civilizatoria del comercio y las correrías. Antes bien, masones ocupando posiciones como autoridades políticas o municipales promovieron la construcción de iglesias y auspiciaron la realización de misas para la celebración de diversos actos públicos, al tiempo que varios de ellos se declaraban católicos (27).
Instrumental en esta ausencia de confrontación con la Iglesia a nivel local, en esta etapa, debió haber sido el hecho de que el propio vicario y cura párroco de la doctrina de la provincia de Bajo Amazonas, el presbítero Pedro Correa, había sido iniciado en la masonería, si bien no parece haber sido un miembro activo de la logia “Unión Amazónica” (González Cuellas, 2001: 73, 263) (28).  Correa, originario de Chachapoyas y cura vicario de la Doctrina de Bajo Amazonas con sede en Iquitos, al menos desde 1884, tuvo durante el período que estudiamos activa participación en el Concejo Provincial de Bajo Amazonas donde integró varias comisiones de estudio y llevó el cargo de concejal, incluso en la Junta de Notables que los comerciantes negociaron con el Prefecto en diciembre de 1893 (29). En éste y otros contextos Correa debió establecer estrechos vínculos con los comerciantes, particularmente con aquellos procedentes de Amazonas, al punto que en 1896, como veremos, se le encargó la misión secreta de promover la incorporación de Amazonas a la proclamación de una república federal en el Perú. Solo más tarde con la creación de la Prefectura Apostólica de San León del Amazonas en 1898 se dieron las condiciones para una confrontación entre la Iglesia y la masonería cuando los agustinos pretendieron establecer en Iquitos una casa y un colegio ante la cerrada oposición de los masones, particularmente desde el Concejo Provincial de Bajo Amazonas. (30)

NOTAS A PIE DE PAGINA

21. El historiador de ésta señala que no se encuentra en los archivos signo de actividad pero tampoco causa que justifique la situación.

22.  En junio de 1895 Cecilio Hernández fue elegido Venerable Maestro, Pablo Magne, grado III, comerciante y socio de Hernández, Primer Vigilante, y el marino Pedro Márquez, grado III, Segundo Vigilante. Eran parte de ésta también Benjamín Maya grado lll como Orador; Demetrio Ros grado IV como Orador adjunto y Otoniel Melena grado III como Secretario adjunto; Teodoro Schuler grado IV como Tesorero.
23. Se suele afirmar que por el hecho de que la masonería admite y fomenta la fraternidad de personas de todas las razas, nacionalidades y clases sociales y que promueve entre sus miembros una identificación al margen de sus posiciones en la sociedad, la masonería ofrece un medio para romper o trascender órdenes rígidos (Espinar Lafuente, 1981: 77; Bastian, 1993: 7). En Loreto donde no existía una situación de rigidez social, los indígenas, la fuente principal de mano de obra, estaban excluidos, pues de hecho no eran "hombres libres. En cambio algunos comerciantes chinos fueron en esta época incorporados.
24. Además, periódicamente la logia entregaba un “saco” de contribuciones recogido en una determinada tenida a un personaje local, como uno de los médicos de la localidad, empleando la fórmula que indicaba que era “para los fines a que están destinados”. En esos casos ese personaje no es necesariamente un iniciado, y eventualmente se aclara que se atenderá con ello a “profanos”.
25. A inicios de la década de 1900 cuando los frentes extractivos del Yurúa, Yavarí, Yacu y Purús estaban particularmente activos había una alta concentración de masones pertenecientes a la logia de Iquitos, al punto que para la construcción del nuevo templo se comisionó a diversos individuos para levantar fondos allá.
26. Al surgir la masonería moderna con la fundación de la Gran Logia de Londres en 1717 la Iglesia la condenó en diversos documentos de los que la encíclica promulgada por Clemente XII (In inminenti, 1738) es  la más temprana. Benedicto XIV, Pío VII, León  XII,  Pío VIII, Gregorio  XVI y Pío IX también  condenaron la masonería a lo largo del resto del siglo XIX. La encíclica se halla reproducida en Bandini (1884). En la actualidad algunos masones católicos de Iquitos, mortificados por estos antecedentes, llevan consigo un texto eclesiástico del Vaticano II que aclara que no se encontrarían excomulgados.
27. Corno se sabe, según la Constitución masónica de Anderson, “el ateísmo estúpido”, junto con el libertinaje irreligioso, son considerados límites al principio de tolerancia de manera que la masonería no es ateísta por principio y en cambio descarta el “ateísmo y agnosticismo negativos”. En los templos masónicos entre los “volúmenes  de  la ley”, que deben  estar  abiertos  para  el rito  se  encuentra la Biblia,  aunque  algunas logias admiten otros libros sagrados, dando al masón con un credo propio la  posibilidad  de  jurar sobre el libro propio. El militar y rico comerciante Timoteo Smith, uno de los fundadores de la logia, cuando era diputado por Bajo Amazonas había donado sus dietas a beneficio de diversas obras, entre ellas la reconstrucción de la iglesia de Iquitos que se había quemado en la década de 1870, aunque los fondos se emplearon mayormente para la construcción del nuevo panteón (ACPM, 1884. Carta del Vicario y Cura de la...).
28. La existencia de curas masones no era del todo rara en el siglo XIX y menos aún en el contexto del Brasil donde los sacerdotes masones fueron activos participantes del movimiento por la independencia (Rizzini, 1945: 289).
29. La primera referencia a su participación en el Concejo es en relación al encargo que el prefecto Samanez Ocampo hizo a una comisión que él integró para opinar sobre una propuesta de reforma de la ley de municipalidades (ACPM. Prefectura 1887. Oficio N° 162 del Prefecto de Loreto B. Samanez Ocampo al alcalde provincial Iquitos 233.1887; BN-D5308. 1884). Se dice incluso que, como otros curas, estaba dedicado al comercio, al punto que el prefecto Reyes Guerra hizo notar que había “hecho abandono para irse a la extracción de caucho” (BN-D4552, 1892. Anexo 5: Oficio de Reyes Guerra al Vicario General de la Diócesis de Chachapoyas (Visalot), Moyobamba 7.12.1891).
30. En palabras del P. Mallo que llegó a Iquitos con el primer grupo de agustinos en 1901: “A nuestra llegada, las logias masónicas a que se hallan afiliados casi todos los habitantes de esta región, aunque se dicen católicos, se conmovieron y,   por sus órganos en la prensa nos lanzaron algunos insultos y amenazas...”. Señaló asimismo:
“La masonería es quien manda, causante de todas las crisis del comercio, de la indiferencia religiosa, y de los más vergonzoso desórdenes que siempre están aquí de moda. ¡Hasta promovían movimientos independentistas!" (González Cuellas, 2001: 73, 66; Gregorio y Alonso, 1952: 25). Este grupo de agustinos venía de experimentar la expulsión de los misioneros de Filipinas a manos de los masones. El movimiento de oposición a los agustinos logró limitar su actividad hasta mediados de la década de 1910. Hacia 1907 el diario El Oriente atacaba abiertamente a los misioneros y desde 1904 se  los insultaba en las calles llamándolos  "gallinazos" por su atuendo negro.