miércoles, 16 de mayo de 2018

EL ESTADO FEDERAL DE LORETO- continúa





Pese al entusiasmo inicial y a su gran convocatoria, en sus primeros años la logia experimentó dificultades para su funcionamiento regular ya que por sus labores profanas los marinos y comerciantes se hallaban en constante movimiento, lo  cual obligó pronto a acordar que en lugar de las tenidas semanales se realizaran dos reuniones al mes en fecha fija asociada al itinerario de los vapores del Estado que los marinos conducían en las principales rutas de comercio. (8). Asimismo, “para azuzar” a sus miembros a asistir e incrementar los fondos de beneficencia se acordó aumentar el monto de la cuota por inasistencia sin causa legal y excusa escrita. Pese a estos acuerdos, relativamente pronto, en 1872, la logia debió dar aviso al Concejo Supremo de la suspensión de los trabajos. Todo indica que la crisis fiscal y conflictos políticos internos determinaron esta decisión. Hemos visto cómo la crisis fiscal de la década de 1870, que dejó impagos a unos y otros por largas temporadas y dificultó la navegación fluvial, creó en Iquitos un ambiente de conflictividad que involucró  a comerciantes,  autoridades  y oficiales y obligó a varios de los oficiales del apostadero a dispersarse para llevar a cabo labores en el sector comercial privado. Además, en el contexto de la campaña electoral de 1872, cuyos resultados favorecieron a Manuel Pardo, las más altas dignidades de la logia tomaron partidos distintos. Según Wehrlich (1990: 119) mientras un amplio sector de la población de Iquitos y de los marinos destacados al apostadero favorecían al civilista  Pardo,  puesto  que  atribuían  a  Balta  responsabilidad en la demora en el pago de los subsidios  para  Loreto  y los sueldos  del  personal por razones no estrictamente económicas, algunos simpatizaban con Balta y la posibilidad de que designara como candidato a algún militar, al punto de que en Iquitos circularon rumores de que el mayor de órdenes Enrique Espinar, afín a Balta, complotaba contra el comandante masón Alzamora.
Indicación de esta situación conflictiva podría ser el hecho de las elecciones de dignidades en junio de 1871, con la  presencia de Espinar como Past Venerable; se realizaron en la casa del marino Juan Pedro Guzmán mientras la tenida magna de la fiesta de San Juan Bautista tuvo lugar en la casa de Espinar, si bien la realización de estas tenidas en lugares distintos pudo  deberse  a la  reparación del templo encargada en marzo de 1871 a una comisión (9) A esta fecha central asistieron solo “13 hermanos por estar esparcidos”.
Después de ello, la historia de la “Unión Amazónica” da cuenta de que en razón de la dispersión .de sus miembros y posteriormente a consecuencia de la guerra con Chile, la logia mantuvo sus “columnas abatidas” por largo tiempo habiendo dado cuenta de ello al Supremo Consejo. No obstante, existen indicios de que en el lapso en que ésta había suspendido sus actividades siguió operando, de manera irregular. De hecho, “con la aprobación de una parte de los miembros”, en 1886 se cedió el antiguo taller o templo para plantel de instrucción (Fraternidad, 1928-1930: nº 11)10. Es posible suponer que la historia oficial de la francmasonería amazónica acomodó el inicio de lo que ésta llama la segunda etapa para disimular su condición temporal de irregular. De hecho, entre los actores de su relanzamiento de junio de 1888 figura como asistente Felipe del Campo, yerno de Espinar, asesinado en abril de ese año. Por otra parte, una biografía masónica de Benjamín Dublé informa que este presentó su solicitud para incorporarse a la logia en 1887, lo que vendría a ser un  año antes de que ésta quedara rehabilitada.
Sea como fuere, la logia no volvió a operar regularmente sino hasta la década siguiente en el contexto de una progresiva expansión de la economía gomera y cuando a raíz de la ley especial y de descentralización fiscal las fuerzas sociales se reagruparon. Según la historia oficial de la francmasonería de Iquitos unos días antes del solsticio de invierno de 1888 el propio Espinar y el nuevo subprefecto de Bajo Amazonas, el militar Gaspar Carrera, convocaron a los masones residentes en el Valle para tratar la reorganización de la logia 11. En esta ocasión entre los asistentes a la reunión preparatoria y de instalación de la logia encontramos a varios nuevos miembros, entre ellos varios comerciantes luso-brasileños y peruanos y a algunas de las autoridades que habían  actuado  en Loreto en las postrimerías  de la guerra con Chile. Diera la impresión de que durante los años de inactividad algunos de los nuevos miembros habían sido iniciados o habían avanzado en su carrera masónica en logias del Brasil, como fue el caso del  propio  Espinar que en el ínterin había adquirido el grado XXX como Caballero Kadosh durante su estancia en Pará como cónsul honorario (12). Así, es posible que durante los años en que las columnas de la logia de Iquitos estaban abatidas, los masones de Loreto se afiliaran a logias que pertenecían a la jurisdicción del valle de Pará o del de Amazonas (Manaos) (13). A la postre esta referencia, que se suma a los inevitables contactos económicos, será importante para entender algunos planteamientos que derivaron en simpatías hacia la idea de formar una república amazónica o incluso en planteamientos federalistas.
Es en el curso de ese año y los siguientes siete que la logia vio crecer exponencialmente su membresía entre los comerciantes de Bajo Amazonas, incluidos aquellos que operaban en las más lejanas zonas de extracción como el Yavarí, en la frontera con Brasil, y curso alto del Napo, en el Ecuador (14). Ahora junto a los grandes comerciantes de la era del apostadero se afilian, se re adhieren o se inician en la logia de Iquitos los comerciantes originarios del Huallaga establecidos en Iquitos al frente de las más importantes casas comerciales tales como Cecilio  Hernández y Luis F. Morey, comerciantes-extractores como Carlos Fermín Fitzcarrald, Benjamín Scharff y Julio C. Arana, además de funcionarios, jueces y periodistas. Entre los comerciantes que son iniciados en estos años se encuentran Demetrio Ros, Pablo Magne, Juan Clemente del Águila, Doroteo Arévalo, Juan Miguel Arévalo, Guillermo Shermuly, Guillermo de Souza, Francisco J. Nunes, Guillermo de Brito, Teodoro  Schuler,  Gustavo  Hemández, José Cardozo  da Rosa, Moisés J. Pinto, Juan B. De Mello Junior, Antonio da Silva Azevedo, L. Adolfo Texeira, José Jesús Reátegui, Manuel Reátegui, Ramón Bernales y Alcibíades Weninger. Varios funcionarios se iniciaron también, como Manuel Pinedo Montalván, Otoniel Melena, Benjamín Maya, Purificación  Hernández.  Otros, ya masones, se afiliaron o adhirieron a la logia de Iquitos, como Ezequiel Burga Cisneros y Emilio Castre, Benjamín Dublé y Emilio Vizcarra. Reflejo de este crecido interés es el marcado incremento de las tarifas masónicas o derechos de iniciación y adelanto, destinados en gran parte al llamado saco de beneficencia (15). Expresión de este momento de crecimiento de la membresía de la logia de Iquitos y de la ampliación de sus relaciones con la masonería del país y el extranjero es también el creciente número de relaciones con otras logias en ese momento.
A instancias de Simón Martínez Izquierdo, un miembro grado XVIII de reciente afiliación a la logia de Iquitos, la “Unión Amazónica” solicitó su nueva carta patente ya no al “Gran Oriente del Perú” sino a la “Gran Logia del Perú” de reciente constitución, que aquél consideraba “la más reconocida en Perú y Europa” (16).  La “Gran Logia” asignó a la “Unión Amazónica” el N° 11 en sustitución del N° 5 con que estaba registrada originalmente en el "Gran Oriente". Este cambio de afiliación masónica reflejaba la división y rivalidad en la masonería nacional. Ese año, por ejemplo, el Supremo Consejo Grado XXXIII comunicó a la “Unión Amazónica” que mantenía rivalidad con aquella federación de logias simbólicas y le recomendaba no aceptar la visita de miembros de las logias que no reconocían los derechos territoriales del Supremo Consejo del Perú 17. En medio del caos organizativo en la “familia masónica” la logia “Unión Amazónica” parece haber mantenido intermitentemente y de manera irregular lazos con ambas potencias hasta el proceso de unificación. Para afirmar los lazos con la logia de Iquitos, en el año masónico 1890-1891 el Supremo Consejo designó como su representante a Alejandro Rivera, a la sazón diputado por Bajo Amazonas (18) Pasada la controversia, la logia reafirmó su lealtad al Supremo Consejo grado XXXIII, lo que a la postre (1929) le ganó el título de “Benemérita” por haberle permanecido fiel.
En su llamada segunda época la logia de Iquitos no estuvo exenta de las dificultades para asegurar la asistencia regular de sus miembros ocupados en actividades profanas. Sin embargo, dada su vitalidad y creciente membresía pudo superar esta situación 19. En cambio, no pudo evitar que algunos serios conflictos políticos locales se reflejaran en ella, determinando que su fundador Espinar, involucrado en éstos, se alejara temporalmente de la logia en 1892 y luego  “insinuara” la suspensión  de los  trabajos  masónicos  en  junio  de  1894. Para entonces Espinar había accedido al grado XXXI y ostentaba la distinción de “hermano  inquisidor” otorgada en Lima  por el Supremo  Consejo al tiempo  de regresar a Iquitos investido por el gobierno de Cáceres con el cargo de Visitador de Guerra y Hacienda (20).

NOTAS A PIE DE PAGINA

1. Desde hace algunos años la logia “Unión Amazónica 5, nº 25” permanece desafiliada de cualquier de los dos Orientes nacionales en afirmación de una política anti centralista y en abierta protesta por las altas tarifas que se cobran por las cartas patente y la emisión de certificados (Comunicación personal de dignidades de la logia, 2002).

2. Espinar había partido del Callao en enero de 1869 al frente de un grupo de oficiales entre quienes se hallaban algunos de los que fundaron con él la logia, se afiliaron o se iniciaron poco después en ella (AHdM:, 1870. Libro copiador. Departamento Fluvial de Lorero).
3. Las logias masónicas deben afiliarse a algún “Gran Oriente” para obtener su carta patente y funcionar regularmente. Los Orientes deben también reconocer los grados masónicos otorgados por las logias. Su jurisdicción no es necesariamente nacional ya que una determinada logia  puede estar afiliada a  un  oriente  fuera de las fronteras de un país, en función de vínculos históricos o de las tradiciones rituales con las que éstas trabajan.
4. Siete es el número mínimo de maestros masones para instalar una logia. Al fundarse la logia “Unión Amazónica”, habiendo otros hermanos masones en “el Valle”, es decir la circunscripción de ésta, se consideró conveniente ampliar la convocatoria para instalarla.
5. De esta cantera provenía el comandante Federico Alzamora, iniciado en 1853 (a los 24años) y Enrique Espinar iniciado en 1866 a los 31 años (Zanutelli, 1996: 89, 96). A la rápida carrera masónica de Espinar, quien era conocido en ella bajo el seudónimo de “Huascar”, debió contribuir su profesión de arquitecto (Zanutelli, 1996: 110). Las logias que observan el antiguo y aceptado rito escocés son “rojas”, tienen 33 grados en lugar de solo los 3 grados simbólicos de aprendiz, compañero y maestro, y se considera se ubican en la corriente esoterista.

6. Raygada, quien prestó el terreno para el templo no era entonces masón ya que se inició recién en el año masónico 1871-1872. Era un hombre cercano a Alzamora quien lo respaldó abiertamente en su sostenido enfrentamiento con el almirante Tucker.

7. No sabemos si los estudios “lingüísticos” realizados por el vizconde Onffroy de Thoron, quien dirigió una colonia agrícola en Yurimaguas en la década de 1870, tuvieron  algún  impacto  entre los miembros  de la logia de Iquitos. Según Wehrlich (1990: 227) éste postulaba  que el rey Salomón  había  navegado  el Amazonas  y que las tierras del antiguo testamento  estaban  en Loreto.  La asociación  entre  la masonería  y el rey Salomón es conocida, pero la noción de que éste hubiera estado en Loreto, donde además se hallaba el paraíso, debió resultar atractiva.
8. Toda logia debe celebrar al menos una reunión en el año so pena de  perder su Carta constitutiva  pero  se espera que realice reuniones ordinarias frecuentes (semanales o quincenales) y reuniones extraordinarias. La masonería celebra dos grandes fiestas anualmente en los solsticios. Las fiestas de  San Juan  (Juan  Bautista  y San Juan Evangelista) del cristianismo, también asociadas a antiguos cultos de fertilidad y ritos iniciáticos y de primicias. Según Corbiere (1998: 48-9) Juan Bautista fue iniciado en el grupo igualitario de los esenios; además el Apocalipsis del evangelista “contiene importantes connotaciones gnósticas que fueron integradas al canon”. En el templo los solsticios están representados por grandes columnas hacia occidente a ambos lados de la entrada e indican la marcha del sol a lo largo de los 12 meses.
9. Dada la época de carestía los aportes para estas reparaciones y la compra del terreno debieron ser recaudados  en vales. En esa ocasión se eligió como dignidades al comerciante Antonio N. Cepeda y a los marinos muy allegados a Espinar, Fidel Cater y Bernardo Coronel. Poco antes Cater y Coronel certificaron, a  través del  masón peruano Roberto Suárez de la Logia Capitular “Cosmopolita” del valle del Pará Oriente del Brasil, que antes estaban afiliados a aquella, la que los había elevado al grado de Caballeros de Oriente y Occidente.
10. El hecho aparece mencionado también en uno de los anexos del Dictamen de la Comisión Informadora (Carvajal. 1886: anexo XIII). En 1888 la logia consiguió que la Municipalidad les devolviera una parte del terreno.
11. En la década de 1890 el 24 de junio, fecha en que la logia elegía a sus dignidades y se daba inicio al año masónico con una tenida magna y un banquete de San Juan Bautista, a nivel profano se celebraba también la fiesta de San Juan por influencia del departamento de Amazonas. En Chachapoyas, su capital, la festividad de San Juan era organizada por la “Sociedad Unión Amazonas”, cuyos mayordomos y caporales eran designados por M. Albornoz. Esta sociedad tenía representantes  en  Loreto,  algunos  de  los cuales  eran  a su vez, masones (El Independiente, 13.4.1895). La Sociedad Unión Amazonas como muchas de las asociaciones formadas en torno a un objetivo común tenía como lema uno que bien podía pasar por masón que decía: “Confederada. Fraternidad y Trabajo”. Sin embargo no debió tener filiación masónica tanto por la protección de la diócesis, como porque no he encontrado referencias a que Mariano Albornoz lo fuera.
12.  Por contraste, Alejandro Rivera continuaba teniendo el mismo grado que cuando en 1871 renunció a la logia “Unión Amazónica”. Las dignidades electas en 1888 fueron Enrique Espinar, Alejandro Rivera y Gaspar Carrera en ese orden jerárquico, mientras que al año siguiente lo fueron Espinar, Rivera y Marcial Pinón.
13. En Manaos estaba activa y en relación con la de Iquitos la logia “Unión Portuguesa”.
14. En la cuenca del Napo ecuatoriano es notable la participación del español Diego y Francisco Carmona junto con varios de los principales comerciantes-extractores ecuatorianos y colombianos, los así llamados “señores ribereños” quienes actuaban en ese espacio pero comerciaban con Iquitos. Debo a María Eugenia Tamariz el haberme llamado la atención sobre este hecho.
15. En 1889 se estableció el derecho de iniciación en S. 50, el de adelanto a compañero (2do grado) en S. 20 y a maestro (tercer grado) en S. 30. Además los afiliados debían pagar una cuota anual y de estos ingresos la logia debía trasladar a la potencia masónica (la Gran Logia y/o el Supremo Consejo) cuotas por los iniciados y todos los miembros.
16. Armas (1998: 120) señala que fue la Gran Logia del Perú la que estuvo implicada en esos años en !as polémicas secularizadoras y sobre la tolerancia.
17. En realidad la rivalidad parece haber sido consecuencia del fracasado intento de unificación y reforma del sistema de gobierno “dentro de normas liberales” promovido por “un número grande de Logias” que debían obediencia al Supremo Consejo grado 33 lo que llevó a un cisma. Según Zanutelli (1996: 36), en esa ocasión se separaron del Gran Oriente, además de la “Unión Amazónica” N° 11 las siguientes: “Orden y Libertad” N° 1 (Lima), “Cruz Austral” N° 5 (Callao), “Unión y Esperanza” N° 19 (Lima); “Estrella del Norte” N° 7 (Huaraz), “Filantropía del Guayas” N° 6 (Guayaquil), “Estrella del Sur” N° 8 (Concepción, Chile), “Fraternidad Universal” N° 9 (Cerro de Paseo), “Unión indisoluble” N° 10 (Piura), “Fuerza y Unión” N° 12 (Trujillo).
18. Algunas de las historias de la masonería que he podido consultar son confusas en la reconstrucción de estas rivalidades y la que existía entre la Gran Logia del Perú y el Gran Oriente, así como en relación a los intentos de unificación porque se relatan desde el punto de vista de los interesados o de las respectivas instituciones {López Albújar, 1961; Zanutelli, 1996). A su vez, historiadores como Armas (1998) fallan en identificar las causas del conflicto por equivaler las federaciones de logias simbólicas con el Supremo Consejo Grado 33 que regía los grados superiores. Hasta donde he podido entender los conflictos entre la Gran Logia del Perú y el Supremo Consejo, están relacionados con cambios introducidos por la segunda en su constitución masónica de 1871 que afectaban las relaciones de jerarquía entre ambas y sus formas de representación.
En el período 1891-1892 Alejandro Rivera fue elegido Venerable Maestro junto al retornado Bernardo Coronel (entonces dedicado a la marina mercante después de ejercer como cónsul del Perú en Pará) como Primer Vigilante y a Emilio Vizcarra como Segundo Vigilante. Este último actuaba como Jefe de la Guardia Civil.
19. En el año masónico 1892-1893, por ejemplo, el venerable Buenavenrura Raygada, marino dedicado a la actividad mercante, comandaba la lancha Mayo de la Casa Wesche que recorría el Ucayali.
20. Espinar había viajado en 1890 a Lima a presentar los resultados de la Comisión Especial presidida por Palacios Mendiburu y regresó a Iquitos en 1891. Aunque la historia de la masonería registra su renuncia a la logia en 1892 como motivada por sus actividades profanas -que le obligaban a realizar algunos viajes como Visitador de Guerra y Hacienda- su alejamiento coincidió con la elección de Pineda, el administrador de la aduana y alcalde de Bajo Amazonas como tesorero de la logia, personaje con quien tuvo fuertes enfrentamientos hasta lograr su destitución en la aduana.

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