hemos recibido un correo de don Flavio Martín Ortiz Salas que a continuación transcribimos:
18 de agosto
"Estimado amigo
Acabo de leer tu articulo de la batalla de la pedrera, felicitaciones es interesante, realmente es una historia poco contada.
Soy nieto de uno de los sobrevivientes de esa batalla y entre los escritos del abuelo encontré esta, en la que mi abuelo expresa sus sentimientos de aquella fecha. Ojala algún dia puedas publicarlo
Saludos"
Transcribimos también de manera fidedigna el documento en mención, congratulando al señor Ortiz Salas y compartiendo su orgullo con nuestros lectores, resaltando el valor de su señor abuelo don Rosendo V. Salas Cabrera.
"Recordando lo pasado"
"Señor Comandante
Jefe, Señores Oficiales, personal de Tropa del Batallón de Infantería “Caquetá”
N° 9.-Cusco.-
Por el día 12 de Julio de 1911, en que el valor y heroísmo
peruano, ensalzaron gloriosamente nuestro apostolado militar lavando con su
sangre la blanca pureza de nuestra amada MADRE PATRIA, los envío mis más
ardientes congratulaciones, ya que soy el sobreviviente de aquella epopeya
gloriosa, que en carne propia sufrí y gocé lo grande y significativo que es el
amor de un peruano a su patria. Ahí es donde como soldado encendí en el fondo
de mi alma la tea luminosa del patriotismo, cuando el enemigo quiere detentar
la integridad del territorio nacional, a la hora de la prueba, es donde se
siente con emoción vivir el amor, a la madre, a los hijos, al padre y a todo lo
grande y sublime del hogar, entonces es que la sangre de nuestros corazones de
patriotas, en grandes ebulliciones biológicas palpitan, y llegan hasta el
sacrificio por una justa causa, que la defiende el derecho humano y el divino;
y ahora para recordarles ese pasado glorioso que en síntesis de desarrolló así;
traigo al recuerdo de ustedes algunos datos de ese pasado:
El 12 de Julio de 1911 o sea ahora 52 años, se decidió la victoria
peruana, por la maniobra que hizo la “América” y la “Loreto”, logrando así
dominar la infranqueable cascada. A unos dos
Kilómetros hacia el Norte de la Pedrera, lograron los Soldados del nueve
de línea desembarcar, que con un movimiento envolvente cancelaron toda
posibilidad de re resistencia del Ejército de Colombia que se dio a la fuga,
por Puerto Córdova para salir al Apaporis, cayendo prisioneros una fracción
entre ellos el General Valencia, el Teniente Forero y el Sargento primero
Abanderado Gamboa, sobrino del General en Jefe. Además el Parque de Guerra, el
Botiquín, una Bandera, un hermoso Estandarte, factura de las damas de
Barranquilla.
No obstante este triunfo brillante de las armas peruanas, el
Gobierno de entonces entregó a Colombia los trofeos capturados y toda la Región
del Caquetá hasta la margen izquierda del Putumayo, y posteriormente hasta el
trapecio de Leticia, puerto situado sobre el imponente Amazonas, en virtud
del tratado Salomón Lozano.
Ante el mutismo de la prensa Nacional la criminal
complicidad de casi la totalidad de los Representantes al Congreso, durante el
Gobierno de aquel año y del incomprensible silencio peruano y etc., que
permitieron el descabellado tratado Salomón Lozano, que da acceso hasta el
trapecio de Leticia sobre el Amazonas antigua frontera con la República del
Brasil, habiendo perdido el Perú, la entrada libre por el Amazonas dejando así
embotellado al Departamento de Loreto; toca pues a los excombatientes que
cumplieron con deber defensivo de nuestras fronteras de la heredad nativa,
protestar, habiendo sido infructuoso el sacrificio hecho en el Caquetá, y por
un poco reflexión de aquel Gobierno, se entregó a la República Ecuatorial de
Colombia, hasta el Puerto de Leticia, salida deseada desde hacía mucho tiempo
por la República de Colombia, sobre el imponente Amazonas, según consta por uno
de los escritos del periodista Colombiano Eulogio Patiño y que en una de sus
partes dice: “Colombia necesitaba de una salida a la margen izquierda del
Amazonas y la obtuvo, después de un pleito casi centenario, que le costó
ingentes cantidades de dinero y etc.”.
El territorio cedido es un girón del alma nacional, habiendo
extendido Colombia sus dominios desde el río Caquetá o Yapurá, hasta el
imponente Amazonas o sea hasta el Puerto de Leticia, lo que en ningún tiempo
fue poseedor de esas tierras selváticas, porque el Perú nació a la vida
independiente desde el río Caquetá o Yapurá y por lo tanto debió haberse hecho
prevalecer los justos derechos que nos legaron nuestros antepasados, no
cediendo ni una pulgada de terreno.
La extensión de aquel territorio cedido es más de cien mil
kilómetros cuadrados más o menos, de terrenos feraces en productos tropicales y
que constituyen fuentes inagotables de riqueza, en gomas, Cascarilla, madera y etc.
La somera exégesis de estas líneas son la ovación sincera de
mi añoranza a la sagrada memoria a cuatro buenos hijos de esta tierra de Puno,
el Sargento Mayor Don Manuel Ramírez Hurtado,
Segundo Jefe del Batallón, Sargentos Primeros, Juan Alcocer Soto, Pedro
Castillo Laguna y Sargento Segundo Benedicto Villalta Luna y cuantos más mis
compañeros de armas del glorioso Batallón de Infantería “Caquetá” N° 9 muertos por el Perú en la épica jornada
de la Pedrera, en los días 10, 11 y 12 de Julio de 1911, cuyos restos reposan
en los lejanos bosques del Caquetá, y exhortando a los pocos sobrevivientes que
todavía existen en el territorio Nacional, a mantener siempre vivo el recuerdo
de la gloriosa acción de la toma de la Pedrera."
Puno, 12 de Julio de 1963.
Rosendo V. Salas Cabrera
Sobreviviente Calificado
del Combate del
Caquetá.
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