jueves, 22 de marzo de 2018

Comentarios a: "Después del Caucho" de Alberto Chirif"

Nuestro amigo, Pepe Manuyama, maestro y líder social, dirigente del Comité por la lucha del agua e impulsor indesmayable de la CEL-Comunidad Educativa Loretana, nos hace llegar sus comentarios del libro de Alberto Chirif, realizado en el Centro Cultural Irapay de Iquitos.

Amigos: comparto con ustedes el comentario que hago al libro de nuestro amigo Alberto Chirif titulado “Después del Caucho”. Se hizo la presentación el miércoles 21 de marzo de 2018. Es obvio que mi aporte es más una reacción que un resumen y muchos de los valiosos contenidos del libro no se visualizan como se merece, algunos ligados al problema del conflicto con Colombia o relievar los testimonios de cada uno de los entrevistados del libro descendientes de los pueblos bora, huitoto y andoque, o los valiosos documentos que recoge. Será necesario que este libro sea leído por todos. Hay mucho que comentar. Y nosotros los herederos indígenas mucho que decir. Y todos  sin excepción. El escándalo nacional de hoy no se diferencia mucho del escándalo cauchero del pasado. El futuro tiene que ser diferente y donde cabemos todos. Esa tierra sin mal que debemos construir en conjunto.



José Manuyama,
miércoles, 21 de marzo de 2018.

Me siento en la obligación de agradecer en forma sincera al antropólogo  Alberto Chirif por esa dedicación de toda una vida al estudio de los pueblos amazónicos. En esta ocasión, el texto "Después del Caucho" expone una serie de elementos esenciales para entender lo que pasó durante y después de la "época del caucho", e incluye documentos inéditos que circularon en dicha etapa, al igual que testimonios de algunos actores y descendientes directos que confirman las distintas caras de lo que se puede llamar el “holocausto selvático” tan desconocido por muchos. "Las tinieblas del esplendor" llama Alberto a las huellas humanas más espantosas dejadas por la explotación cauchera en el Putumayo.  Este libro, reúne aportes de investigadores como Gasché, Avencio Villarejo y las revelaciones de los testigos que sobrevivieron a los hechos que describen el desolador panorama social que quedó después del declive cauchero.
Alberto se pregunta si tiene sentido esta obra. La respuesta que yo me hago es que sí y no solo porque puede servir al pueblo indígena sino porque su contenido dice más del presente que nos atañe a todos que del pasado mismo.
De igual forma, dirige esta obra al servicio de los pueblos indígenas del presente como una ayuda para su reconstrucción respectiva. En ese sentido, me doy por aludido y hablaré primero como indígena. Después de todo, pese a que no todos los pueblos padecieron las mismas ignominias caucheras, todos hemos vivido de algún modo a la colonización extranjera, criolla, blanqueada, sea en versión salvaje, racista o esclavista.


Lo bueno de la historia es que te hace ver a la distancia a los hechos y sacar conclusiones. Lo hecho, hecho está. Pero podemos darnos cuenta de lo equivocados que estuvimos. Es fácil vivir en la mentira histórica. Es obvio que hoy ya no se puede sostener alegremente una visión descalificante, discriminadora de los pueblos sin que te nadie te responda o te lo crea fácilmente, pese a que el pensamiento colonizador sigue vigente en las mentes de muchas personas. Recordemos que el ex presidente Alan García Pérez calificó a los amazónicos como ciudadanos de segunda categoría. De igual modo, soy testigo directo de escuchar en varias oportunidades a un congresista loretano afirmar algo parecido pero más matizado, como decir que no todos los loretanos son indios haciéndose suponer que él está con los no indios que quieren el "desarrollo”. Ya es un supremo absurdo que en tu propia casa en el 2018 te sigan discriminando en forma tan obscena.
Alberto Chirif incluye en este libro el informe que redactara el religioso Avencio Villarejo en 1935 de su viaje al Putumayo que, sin ser cauchero, en un apartado sintetiza un viejo pensamiento que enmarca a las atrocidades del pasado gomero:
"indios incivilizados, que se llaman unos a otros con los mismo nombres con que se designan a los animales, que ignoran a las nociones más elementales de la escuela, que ignoran cuál es la bandera peruana, que siguen aún mascando coca, y lamiéndose el dedo, previamente untado con extracto de tabaco; con las mismas costumbres y salvajes tradiciones de sus antepasados… el baldón de tener entre sus hijos gente incivilizada".
Pese al tiempo transcurrido, este pensamiento está bien instalado en la mente de indios, mestizos, criollos y neocolonos del siglo XXI.
No me imagino qué biblioteca sería aquella que reuniría todo el vivir y el conocimiento indígenas en distintos campos del quehacer humano. Parte de esa extraordinaria complejidad resume en "Después del Caucho" Jorge Gasché de quienes denomina Gente del Centro, es decir, Boras, miraña, muinane, ocaina, nonuya, huitoto, resígaro y andoque, víctimas principales del boom cauchero. Cuánta riqueza cultural en cantos y tradiciones. De hecho, cuántos títulos y doctorados se han levantado sobre el saber indígena. Esta sabiduría, pese a los estragos causados, todavía sigue existiendo de un modo y otro como lo expresan los testimonios de todos los entrevistados como es el caso de Santiago Yahuarcani.
Procesos como los del Putumayo nos han hecho perder el sentido de la realidad, como para no ser conscientes de que la Amazonía fue tierra de indios por largo tiempo. Y fueron los primeros en habitar estas nada fáciles tierras,  bosques y ríos con maestría y coraje y fueron capaces de crear grandes riquezas culturales hoy todavía vigente en valores, en conocimientos. Miles de años de historia precolombina avalan la eficacia de la creatividad indoamazónica para resolver los distintos problemas con los que tuvo que lidiar en el pasado. Y Loreto sigue siendo indígena todavía y qué bueno que sea así pues nuestra experiencia comporta un gran potencial para configurar hacia adelante los elementos de un nuevo futuro que todos los pueblos del orbe necesitan.
El texto de Chirif ayuda a develar las cortinas de la confusión. No hay pueblo superior ni inferior. Ni salvajes ni civilizados. Los "civilizadores" de este tiempo están poniendo al borde del abismo a toda la humanidad sea por la amenaza nuclear como por el cambio climático. El maravilloso planeta azul está camino a convertirse en una absoluta distopía.
Por eso, el presente trabajo debe ser leído por todos sin excepción porque  permite relacionar los problemas actuales con hechos pasados y no engañarnos. Hay un sistema esencialmente corrupto y genocida vigente desde hace siglos. Continúa el abuso y la impunidad del poder económico, véase la deforestación de Tamshiyacu, ningún millonario petrolero está preso por contaminar el río Corrientes. Antes era el Caucho, ahora son los proyectos extractivistas impulsado por propios y extraños so pretexto de frases como "no olvidaré a Iquitos la ciudad de mi infancia…" de PPK que engatusa a no pocos loretanos.
Alberto expone con documentos inéditos cómo Arana tramitaba mientras fungía de patriota los derechos de título de propiedad que le aseguraría beneficios económicos y cómo por arte de magia este personaje pasa luego a apaciguar a los patriotas críticos conminándolos a aceptar el Tratado Salomón Lozano como un hecho consumado. Diríamos el "faenón de Arana" en modo segundo gobierno de Alan García o el "negociazo de Arana" en modo gobierno de PPK.  Para PPK, y demás expresidentes acusados por corrupción, no hay ningún delito en los casos en que se le imputan, tal como los caucheros que nunca asumieron la culpabilidad de los abominables crímenes cometidos contra la humanidad indígena. Y qué no habrán pasado las mujeres indígenas en aquella esclavista época.


Por esto decimos también que este libro nos sirve, sin excepción,  a todos los que sólo queremos  vivir en paz, porque los hechos que estudia pueden volver a ocurrir con la misma crudeza y crueldad del pasado, de hecho están pasando parcialmente, solapadamente, afectando no sólo a unos sino a todos los seres vivos que habitan este planeta.
La barbarie no es propiedad de una sola raza o cultura. Está presente en todas las épocas. Hoy la barbarie socioambiental afecta a todos los pueblos incluyendo a aquellos pueblos que por años han usufructuado el término humano como un rasgo sólo de ellos. Pueblos del Ecuador experimentan hoy el azote del imperialismo petrolero chino. El afán de lucro no distingue pueblos o culturas, arrasa de todas maneras a todo lo que se lo oponga. Qué más que los testimonios de los testigos directos o indirectos entrevistados.
No podemos leer el libro si no nos proyectamos hacia adelante desde la perspectiva indígena pero en versión ecuménica como alternativa al ocaso civilizatorio occidental de la actualidad. El sueño Kukama "hacia la tierra sin mal" como una aspiración colectiva ancestral está más vigente que nunca. No tiene comparación con la supuesta  frase de Francisco Pizarro "a Perú a ser Ricos" en la Isla del Gallo o el dicho común contemporáneo "quiero ser millonario". Por cierto, mientras que los colonos occidentales y sus herederos republicanos, venían con sangre y fuego en pos del oro, del dorado, a saquear los recursos los pueblos amazónicos buscaban un lugar para vivir en alegría y tranquilidad.


Me convenzo cada vez más que ese sueño no es una simple quimera, ese lugar está aquí en esta región, en el bosque y sus secretos develados por nuestros ancestros. Después de todo, estamos en medio de una naturaleza increíble, una fuente sobre la que hay que hilar ese estado de gracia social anhelado. Un mundo al modo indoamazónico sin absurdas jerarquías sociales, de plenas “ricuras” y riquezas, lleno de árboles de la abundancia como el mito huitoto que Brus Rubio retrata en sus pinturas y en su testimonio. Un post mundo donde se  valore la salud, la vida, la biodiversidad por encima de todas las cosas.
Pero ese sueño no puede construirse sobre los mismos códigos coloniales, los mismos que han conseguido diezmar poblaciones, esclavizarlas, asesinarlas, aniquilar culturas, como se evidencia en Después del Caucho que muestra hasta dónde puede llegar el hombre carente de empatía, mercantilizado, y sin instituciones regulatorias. El neocolonialismo de la actualidad está disfrazado del término “desarrollo”, te habla de explotación forestal, megaproyectos, carreteras, etc.
Estamos cerca de aprender de la historia. En este sentido, Alberto Chirif contribuye con su trabajo para no cometer los mismos errores ni indios ni no indios, la humanidad entera. Lo mejor que hubiera pasado era que el negocio gomero haya decaído tan pronto ya que de haber continuado las consecuencias hubieran sido más devastadoras de la que fue. Cuando fallan los negocios se recuperan la naturaleza y se deja en paz a los pueblos. Los pueblos recuperan tranquilidad y dignidad. Más desarrollo económico más desgracia para unos. Este libro es un nuevo impulso para recuperar nuestra autoestima, la dignidad perdida, el camino extraviado, los saberes extraordinarios que cada pueblo ha atesorado.



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