Gracias a mi buen amigo, el inolvidable Maestro de maestros, Pepe Barletti, tengo el inmenso gusto de compartir con ustedes el facsimil que escribiera hace diecisiete años.
MARIATEGUI
Y
DE
José Barletti
Casa
Mariátegui
14 de junio de
2005
·
Pocas líneas dedica José Carlos a
·
Hay dos textos explícitos, ambos en los Siete
Ensayos.
·
En un
esfuerzo por tomar la integralidad de su pensamiento, se puede tener un
hilo conductor en la contraposición que él establece entre ilusión e
imaginación.
Parece
que José Carlos da a la palabra ilusión una carga negativa, mientras que la
densidad que da a la palabra imaginación es positiva. Algo de esto último se
encuentra en su pequeño ensayo sobre la imaginación y el progreso que aparece
en El Alma Matinal.
En las
dos importantes apreciaciones sobre
Da la
impresión que sostuviera una tesis implícita sobre el significado de
·
Dos textos de Mariátegui sobre
En el
primer ensayo, Esquema de
“En los años de
su apogeo el país cree haber encontrado El Dorado en la montaña, que adquiere
temporalmente un valor extraordinario en la economía y, sobre todo, en la
imaginación del país. Afluyen a la montaña muchos individuos de la “fuerte raza
de los aventureros”. Con la baja del caucho, tramonta esta ilusión bastante
tropical en su origen y en sus características”. (p.27, en la 68
edición, año 2000).
En el
sexto ensayo, sobre Regionalismo y Centralismo, se refiere a
“El Perú, según
la geografía física, se divide en tres regiones: la costa, la sierra y la
montaña. (En el Perú lo único que se halla bien definido es la naturaleza). Y
esta división no es sólo física. Trasciende a toda nuestra realidad social y
económica. La montaña, sociológica y económicamente, carece aún de
significación. Puede decirse que la montaña, o mejor dicho la floresta, es un
dominio colonial del Estado Peruano. Pero la costa y la sierra, en tanto, son
efectivamente las dos regiones en que se distingue y separa, como el
territorio, la población”. (p.204)
A
partir de allí, hasta el final de este ensayo, José Carlos sólo se refiere a la
costa y a la sierra. Sin embargo, al terminar este segundo texto, nos lleva a
un extenso pie de página, en que continúa su reflexión sobre
“El
valor de la montaña en la economía peruana – me observa Miguelina Acosta – no
puede ser medido con los datos de los últimos años. Estos años corresponden a
un período de crisis, vale decir, a un período de excepción. Las exportaciones
de la montaña no tienen hoy casi ninguna importancia en la estadística del
comercio peruano, pero la han tenido y muy grande, hasta la guerra. La
situación actual de Loreto es la de una región que ha sufrido un cataclismo.
Esta
observación es justa. Para apreciar la importancia económica de Loreto es
necesario no mirar sólo a su presente. La producción de la montaña ha jugado
hasta hace pocos años un rol importante en nuestra economía. Ha habido una
época en que la montaña empezó a adquirir el prestigio de un El Dorado. Fue la
época en que el caucho apareció como una ingente riqueza de inmensurable valor.
Francisco García Calderón, en El Perú Contemporáneo, escribía hace
aproximadamente veinte años que el caucho era la gran riqueza del porvenir.
Todos compartieron esta ilusión.
Pero,
en verdad, la fortuna del caucho dependía de circunstancias pasajeras. Era una
fortuna contingente, aleatoria. Si no lo comprendimos oportunamente fue por esa
facilidad con que nos entregamos a un optimismo panglossiano cuando nos
cansamos demasiado de un escepticismo epidérmicamente frívolo. El caucho no
podía ser razonablemente equiparado a un recurso mineral, más o menos peculiar
o exclusivo de nuestro territorio.
La
crisis de Loreto no representa una crisis, más o menos temporal, de sus
industrias. Miguelina Acosta sabe muy bien que la vida industrial de
El
pasado económico de Loreto no nos demuestra, por consiguiente, nada que
invalide mi aserción en lo que tiene de sustancial. Escribo que económicamente
Al
mismo concepto de comparación puedo acogerme en cuanto a la significación sociológica
de
Pero
prefiero no contentarme con esta explicación. Quiero considerar con la más
amplia justicia las observaciones de Miguelina Acosta. Una de éstas, la
esencial, es que de la sociología de
A este
respecto, es imposible no declararse de acuerdo con la doctora Acosta Cárdenas,
a quien toca, sin duda, concurrir al esclarecimiento de la realidad peruana con
un estudio completo de la sociología de Loreto. El debate sobre el tema del
regionalismo no puede dejar de considerar a Loreto como una región (Es
necesario precisar: A Loreto, no a la “Montaña”). El regionalismo de Loreto es
un regionalismo que, más de una vez ha afirmando insurreccionalmente sus
reivindicaciones. Y que, por ende, si no ha sabido ser teoría, ha sabido en
cambio ser acción. Lo que a cualquiera le parecerá, sin duda, suficiente para tenerlo en cuenta. (p.204-206)
·
Miguelina Acosta Cárdenas.
Nació
en Yurimaguas en 1898, en plena Época del Caucho. Como otros hijos de
caucheros, fue a estudiar a Europa (Suiza). A su regreso, fundó el Colegio de
Señoritas de su ciudad natal y también el primer centro de educación inicial.
En los años 20 fue a Lima y estudio Derecho en
Con
relación al pie de página de los Siete Ensayos, trascrito líneas arriba, parece
que Miguelina conoció el texto preliminar del ensayo sobre regionalismo y
centralismo, lo cual motivó la observación a que hace referencia José Carlos.
Evidentemente, era muy duro que una loretana aceptara que su región ya no tenía
importancia en la vida económica y social del Perú, después de haber vivido del
apogeo del negocio del caucho.
·
La Época del Caucho (1880-1920).
o
La caída del negocio del caucho: “Loreto sufrió
un cataclismo”.
Guido
Pennano, en su tesis doctoral sobre
o
La prosperidad de las ciudades amazónicas, como
Iquitos y Yurimaguas, se hizo con sangre y sufrimiento indígena. Llama la
atención que José Carlos no haga referencia alguna a la esclavitud de la gente
indígena amazónica para la extracción del caucho, más aún si se tiene en cuenta
que contó con información de primera mano a través de Benjamín Saldaña Roca,
quien había ejercido el periodismo en Iquitos en dos periódicos suyos (
·
La percepción de los pueblos de
o
La “montaña”, “el antiguo departamento de
Loreto” y la “floresta” (Más de 80% de bosque en pie).
o
“El peruano de
o
Pedro Cieza de León y la percepción de la gente
andina sobre
o
La expansión civilizatoria hacia el oriente: La
tesis doctoral de Víctor Andrés Belaunde de 1917, “Las Marcas Orientales de Tahuantinsuyo” (Boletín
X del IFEA).
o
La otra mirada: el quiebre con Julio C. Tello y
las “mentiras sobre Loreto” (Hildebrando Fuentes).
·
La autonomía de procesos civilizatorios en la
antiguedad: Mundo andino-costeño y Mundo-llano amazónico.
o
La articulación longitudinal de
o
El nivel civilizatorio alcanzado por los
pueblos amazónicos antes de la invasión europea.
o
La comprensión de los ecosistemas amazónicos:
“Sus capas biológicas no son las mismas”.
·
El rol de los pueblos bisagra, de frontera
ecológica, cabalgando entre dos mundos (Pastos y Quillacingas, Mindalaes,
Bracamoros, Chachapoyas, Chupaychos, Vilcabambas). (Kuelap está
descontextualizado).
·
“La individualidad de Loreto en nuestra
sociología y en nuestra historia”.
o
La parcelación de
o
El levantamiento indígena de Jeberos y Lagunas
de 1809.
o
El proceso de
o
Las herencias culturales en
o
La voluntad autonómica (El Movimiento
Federalista de Loreto).
·
El Estado peruano y
o
“Dominio colonial del Estado Peruano”:
(Afirmación de José Carlos duramente respondida por Víctor Andrés Belaunde en
o
La política amazónica del Estado Peruano.
·
La imaginación del futuro.
o
Recoger la ironía de Mariátegui: El
regionalismo de Loreto no ha sabido ser teoría. Es pura acción. (Algo es algo).
“Mi
sangre y mis ideas”, unidad de pensamiento y acción, siempre reclamada por
Mariátegui. Pensamiento transformador más que pensamiento contemplativo,
resalta Gustavo Gutiérrez.
o
Del “vago sentimiento de malestar” a la “sólida
aspiración programática”.
o
La rearticulación longitudinal de
o
“Uno no prevé ni imagina sino lo que ya está
germinando, madurando en la entraña oscura de la historia”. (Ensayo sobre La
imaginación y el Progreso, en El Alma Matinal).
o
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