Desde la perspectiva local, la reafirmación del
vínculo de Remigio Morales Bermúdez con su “madre logia” al momento de su
elección como Presidente de la República constituyó un hito en la historia de
la “Unión Amazónica”, aunque tal vínculo no impidió que su gobierno diera
disposiciones que afectaron a los intereses autonómicos locales (51). De hecho,
durante el cacerismo, más que nunca después de la era del apostadero, se
aprecia un esfuerzo, por parte de la logia y de sus miembros de emplear en su
favor estas conexiones masónicas y políticas (52”. Es éste el período en que
los gobiernos de Cáceres, Morales Bermúdez y Borgoña designan como autoridades
a diversos personajes vinculados a la logia “Unión Amazónica” como autoridades
políticas en el departamento o con
encargo de participar en comisiones y
visitas de inspección (A. Rivera, E. Vizcarra, E. Espinar). Es también un
momento en el que el Supremo Consejo designa a éstos y otros personajes para
ejercer misiones de representación para estrechar lazos y supervisar el
funcionamiento de la logia de Iquitos.
Como ya he anotado, este período coincide también
con el del esfuerzo desplegado por
diversos sectores de
Loreto por presentar
en los periódicos de Lima y provincias sus intereses
locales. Encontramos que también en este campo los vínculos masónicos
cumplieron una función. En El Comercio, que tempranamente demostró interés en
la situación y destino de la región
oriental y de Loreto en particular, la conexión con Santiago Távara, uno de sus
propietarios, parece haber sido
instrumental para ganar
espacio para la
presentación de comunicados, noticias y cartas presentadas por masones
loretanos referentes a diversos asuntos (53). Igual estrategia sería empleada
por los semanarios loretanos El Amazonas y El Independiente, con exitosa
acogida en El Tiempo y La Integridad gracias a las conexiones de sus editores,
Enrique Espinar y Benjamín Dublé, respectivamente, y en El Libre Pensamiento
dirigido por Christian Dam. Tanto por esta red como por afinidad en relación a
ciertos planteamientos, numerosos periódicos en provincia dieron publicidad a
las noticias de Iquitos y apoyaron los planteamientos autonomistas (54).
Sin embargo, a pesar de las conexiones masónicas y
políticas con Lima, es posible apreciar las limitaciones que tuvieron estas
vinculaciones en términos de la acción política de los loretanos. Aunque esta
red de relaciones permitió la canalización de protestas y propuestas por vía
oficiosa y de la prensa, en la propia coyuntura favorable de los regímenes
caceristas tras la guerra con Chile, los masones loretanos experimentaron
notorias derrotas en la consecución de sus intereses regionales como hemos
visto en el capítulo anterior (55). Algunos manejos administrativos que
resultaban en recortes importantes a la autonomía conseguida ocurrieron cuando
Alejandro Rivera era al mismo tiempo Prefecto del departamento y Venerable
Maestro de la logia. A esas alturas la región oriental, y Loreto en particular,
habían adquirido preponderancia en el imaginario nacional y su renta aduanera
generaba gran expectativa de manera tal que las relaciones políticas y los
vínculos masónicos resultaron en un insuficiente soporte de los intereses
locales de los comerciantes, funcionarios y autoridades locales asociados a la
logia “Unión Amazónica”. Es posible, que como en otros países, más temprano o
más tarde, los partidos y las lealtades a los caudillos hubieran opacado a la
masonería como vehículo de intercomunicación cívica y entramado social, pero
seguramente el uso de la imagen de Loreto como sucedáneo de Tarapacá---con
todas las emociones que ello implicaba- imponía límites a las lealtades
masónicas (Corbiere, 1998: 278) (56).
Pese a estas limitaciones, como más tarde en la
década de 1920 y como hoy, la logia “Unión Amazónica” debió jugar
un papel en
la discusión y
difusión de planteamientos
políticos respecto de la autonomía regional que involucraban a todas y que se
consideraban parte de los deberes ciudadanos (57). Fuera porque éstos
concernían en primer lugar a la propia elite socio-cultural o porque
efectivamente en el seno de la logia se reafirmaba los planteamientos de
autonomía regional o se gestó el apoyo a la propuesta federal de 1896, a la
postre veremos que el liderazgo local en el levantamiento federalista estuvo
básicamente en manos de masones, como lo era también M. J. Madueño uno de sus
principales promotores. No está demás anotar que la organización masónica, con
su sistema de elecciones internas, mecanismos para llevar la contabilidad y
rendir cuentas, normas y sistema judicial y arena para el debate de ideas debió
servir a sus miembros como espacio de aprendizaje ciudadano aunque en el
contexto profano de Loreto poco de ello se aplicara en la vida pública.
A nivel local los lazos masónicos que vinculaban a
la mayor parte de la elite económica y política de Iquitos tuvieron también
ambiguos resultados. Si bien como hemos visto éstos eran funcionales a las
estrategias individuales de los miembros, la logia no logró excluir del todo de
su seno los conflictos personales, económicos y políticos entre varios de sus
miembros, muchos de los cuales giraban en torno al acceso al aprovechamiento de
las rentas y servicios estatales. Así, la pertenencia a la logia por parte de
las autoridades y los particulares no era garantía del acceso a estos
beneficios, los que requerían de alianzas y contraprestaciones (58).
NOTAS A PIE DE PAGINA.
51. Fraternidad (1928: nº G) da cuenta del “saludo
afectuoso” remitido por el electo Presidente a su “madre logia” y de la
respuesta de ésta al “hijo agradecido”.
52. Los generales Andrés A. Cáceres y César Canevaro
eran masones activos: en las logias “Concordia Universal” y “Unión y Virtud”,
respectivamente, las cuales actuaron de manera articulada en diversos momentos.
A estas pertenecieron personajes en diversos bandos políticos (Zanutelli,
1996).
53. Santiago Távara de El Comercio había sido
cirujano del ejército y acudió a Loreto destacado a la Comisión Hidrográfica
del Amazonas tras la muerte de su hermano, el marino Juan .Antonio Távara,
quien fue muerto en el Pachitea por los llamados Cashibo en el contexto de una
expedición naval en 1866, hecho que dio lugar a una vergonzosa expedición
punitiva un año más tarde en la que participó S. Távara (1868; Valdizán Gamio,
1966: 141-147). S. Távara, miembro de la
logia “Concordia Universal” jugó
un papel importante en las
discusiones a favor de la unificación masónica aunque terminó enemistándose con
los grados más altos al acusarlos de que solo actuaban por interés (Zanutelli,
1996: 103). El Comercio fue el primer diario en tener un corresponsal en
Loreto. Sin embargo, como veremos, este diario no era partidario de la forma
federal.
54. Algunos individuos masones tuvieron especial
cabida en periódicos de Lima y provincias. Emilio Vizcarra, por ejemplo, supo
dar publicidad a sus actos y colocar las actas de respaldo a su favor suscritas
por sus partidarios en diversas ocasiones, a la vez que empleaba el recurso
habitual entre los comerciantes de provincias de anunciar su partida y llegada
a Lima para recibir órdenes de comercio.
55. Estas incluían principalmente la reforma
político administrativa que buscaban que Iquitos se convirtiera en capital del
departamento y Ucayali en parte de la provincia
de Bajo Amazonas y las demandas por conservar la autonomía fiscal para
preservar el íntegro de la renta aduanera como renta departamental y su manejo
presupuestal. Ello ocurrió en el contexto de la reforma de la descentralización
fiscal promovida por Piérola.
56. No obstante, es notorio que en la década de 1920
la “Patria Nueva” de Leguía se valió ampliamente de la masonería y que, en su
utilización de la potencia masónica y sus vínculos, llegó a generar graves
conflictos en las logias locales (ver Fraternídad, 1928-1929).
57. A finales de 1a década de 1920 la revista Fraternidad
explicaba que política significaba “la discusión y determinación de los asuntos
de interés público” y listaba corno ejemplos de el1os los siguientes temas;
¿debe el gobierno gastar más en el Ministerio de Guerra o en el terreno de
Instrucción?; debe cargar más impuestos por importación o exportación?; ¿debe
tener un régimen centralista fuerte o tender a la descentralización?; ¿debe
imponer la libertad de pensamiento y palabra o restringirse y hasta qué punto?;
¿debe haber libertad religiosa o debe el Estado imponer determinado culto?,
etc. Respecto de éstos y otros decía que todo buen ciudadano debe intervenir
pero que la masonería no debe tener bandera por lo que demandaba de sus
miembros que “teniendo como base la idea de la Fraternidad Humana” fueran
buenos ciudadanos (Fraternidad, 1994: 94). Los mismos temas tenían vigencia en
el último cuarto del siglo XIX.
58. El grave incidente de l891 que involucró a Julio
Benavides, Manuel Pinedo y Emilio Vizcarra como subprefecto de Bajo Amazonas,
administrador de 1a aduana y prefecto de Loreto respectivamente en torno al
nombramiento de Pedro Rosell como reemplazo del primero y en torno a
acusaciones de que Benavides era “jefe de un grupo de individuos (que)
pretendía trastornar el orden público” demuestra las limitaciones de los
vínculos masónicos en contextos conflictivos (BN-D4554, Mayo
21 de 1892). Tanto Benavides,
como Pinedo y Vizcarra pertenecían a la logia, la cual se vio afectada
por estos acontecimientos ya que como señala la historia de la masonería de
Iquitos “al finalizar el año masónico de 1890-1891, el Taller no siguió por el
sendero de progreso que se inició al comenzar su reorganización, por causas que
sólo el destino le deparó”.
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